creación

LAS PALABRAS CURAN

 

Es tan fácil hablar que no nos damos cuenta del milagro que representa. Cuando nos expresamos con nuestra lengua materna, los sonidos brotan sin pensar, como por arte de magia y cada palabra encierra nuestra forma de ver la vida, de acercarnos al dolor, al amor, habla de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, de lo que creemos, de lo que soñamos … El lenguaje nos define y nos ayuda a compartir sentimientos. Por eso, hablar de las personas que ya no están aquí y de nuestras emociones cura, siempre y cuando hablemos desde el corazón, desde el centro de nuestro ser, desde nuestro yo más sagrado. Si no es así, las palabras no sirven para curar, están vacías. Cuando decimos una cosa y sentimos otra, desperdiciamos el poder sanador de las palabras. De ahí que sea tan importante deshacernos de los prejuicios, de los dogmas, de las verdades absolutas que actúan de filtros e impiden que los sonidos surjan directamente del alma.

Cuando alguien nos dice algo desde el corazón es más probable que llegue al nuestro y eso siempre da paz. Como también la da decirnos a nosotros mismos, en voz alta, lo que sentimos. No nos deberíamos acostar sin habernos dicho, con dulzura, palabras cariñosas, de aprobación, de consuelo. Al verbalizar una emoción ponemos en marcha en nuestro interior el interruptor que nos une ala Creación, al Universo entero.

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