LECCIONES DE CONFIANZA
Alguna vez he hablado en el blog de mi padre; tiene 83 años y un espíritu independiente y positivo. Ahora, sin embargo, empieza a flaquear. El otro día, mientras paseaba, se cayó y se rompió dos costillas. Ha venido a casa a pasar los días de convalecencia y
aunque físicamente está muy recuperado, me temo que el parón va más allá de la caída y que quizá lo que le ocurre es que comienza a encontrarse perdido. Lo veo distraído, como si estuviera entre dos mundos y no sé si podrá seguir ya el ritmo que hasta ahora mantenía.
Tal vez vuelva a coger el compás, no lo sé. Lo que sí sé es que nunca antes lo había visto así, para mí es una situación nueva. Doy gracias a Dios por no trabajar ya en la editorial y poder cuidarle y le pido que me de luz para no convertir lo natural en tragedia. Para que los dos podamos aprender de lo que estamos viviendo ahora.
Creo que para mi es una lección de confianza en el proceso de la vida y en mi misma. ¡Me gustaría ser menos trascendental, pensar menos, ser más divertida y ligera!
SOÑAR UN MUNDO MEJOR
El duelo y la incertidumbre van de la mano. Anhelamos lo conocido que es el pasado, del presente queremos huír y al futuro cuesta encontrarle sentido. Así empiezan los grandes duelos pero estos tiempos en que vivimos, com más o menos intensidad, vienen inciertos para todos, porque de alguna manera predomina la sensación general de que es necesario mudar de piel y no sabemos muy bien cómo.
Para renacer hay que soltar lo conocido y adaptarse a vivir entre dos mundos, sin suelo firme bajo los pies y sin certezas porque los asideros de antes ya no sirven. Así, suspendidos, solo la confianza y la esperanza nos sostienen. Siempre ha sido así. Desde los orígenes hasta ahora la convicción de salir adelante se ha convertido en el puente que nos ha permitido cruzar al otro lado y crear mundos nuevos. Para transitar un duelo y salir fortalecido es necesario tener un espíritu de guerrero que sepa trascender la impaciencia y el miedo.
Propongo dejar los viejos hábitos, que nada tiene que ver con olvidar, quedarnos solo con el amor, abrir las puertas del alma a lo desconocido y poner la ilusión en soñar para cada uno de nosotros un mundo mejor. Soñar es el primer paso antes de pasar a la acción.
LAS RUPTURAS DE PAREJA Y EL DUELO
Algunos padres me escriben preocupados porque su vida de pareja se tambalea o se rompe. ¿Puede la muerte de un hijo ser la causa de una separación?
A mi me parece que en algunos casos la muerte de un hijo puede ser el detonante de un distanciamiento entre los padres, sí, sobre todo si ya existía antes cierta incomodidad en la relación. Si uno de los dos se sentía de algún modo solo, desvalorado o maltratado es muy posible que el duelo active la energía necesaria para acelerar la ruptura.
Tal vez ese malestar estuviera en fase latente y nunca se hubiera verbalizado, incluso que habitara solo en el inconsciente de uno de los dos y el otro estuviera ciego a ese desasosiego subterráneo. Es posible. Y si no hubiese sucedido nada tan grave, así, entre dos aguas, hubiese podido continuar la relación durante años, pero el duelo sacude los cimientos del alma, rompe máscaras, arranca vendas de los ojos y nos enfrenta a nosotros mismos y a todo lo que percibimos como bueno o malo en nuestras vidas.
La verdad es que el dolor nos deja sin fuerzas para mantener las relaciones que pesan, al menos de la misma forma que las manteníamos antes. Todo lo que no es esencial se tambalea y descubrimos que lo único esencial para vivir es el amor.
El desencuentro se hace más grande si uno de los dos se encierra en el dolor y se resiste a soltar lastre, si se ve incapaz de mirar de cara a sus propios miedos y emprender un camino de crecimiento personal que le ayude a evolucionar, a salir del túnel y ver la luz.
A menudo las personas que queremos nos acompañan un tramo de nuestra vida, no tiene porqué ser la vida entera, pero no por eso son menos esenciales.
Si en vez de buscar culpables aceptamos la realidad tal como es, si en vez de acumular rabia y rencor tenemos la valentía de dejar ir lo que ya no sirve por más que nos duela, estaremos creando para nosotros y para nuestros seres queridos una vida mejor. Incluso, aunque no es frecuente, algunas personas que han roto y se han permitido con respeto crecer cada una por su lado, al cabo de los años han vuelto a vivir juntas. Todo es posible si anteponemos el amor en mayúsculas al miedo.
ENTREGARSE A LA VIDA
Manuel Lajara, autor del blog http://confianzayvida.blogspot.com
“En cualquier momento todos podemos encontrar una paz maravillosa en la entrega. Por desgracia, solemos temerla porque es una renuncia y una derrota, un signo de debilidad. Pero no hay debilidad o dolor en la entrega. Por el contrario, hay alivio y fuerza cuando nos rendimos al conocimiento de que todo está bien, de que alguien se ocupa de todo”
“Puede requerir mucha fe imaginar que todo está bien en plena enfermedad o pérdida. Hasta en las pequeñas pruebas de la vida es difícil rendirse. Queremos controlar las situaciones, queremos que las cosas ocurran a nuestro gusto”
“La idea de que rendirse es positivo puede resultar difícil, hasta que comprendemos que gran parte de la vida debe vivirse con calma”
“No tenemos por qué estar siempre aferrados a un trabajo, a una relación, o a una situación. Podemos relajarnos, sabiendo que la vida se revelará como es debido”
“Ahora es el momento de rendirse, de dejar que el caballo nos lleve en la dirección que vaya, de nadar a favor de la corriente, no contra ella”
“El universo gobierna con absoluta perfección este complejo planeta de manera asombrosa, con todas sus flores, árboles, animales, vientos, luz solar y todo lo demás, y, no obstante tememos entregarnos a este poder”
“Nadie sabe realmente por qué ocurren los acontecimientos en nuestra vida. El problema es que creemos que deberíamos saberlo; pero vivir requiere humildad, porque la vida es un misterio. Todo se revelará en su tiempo oportuno”
“Al soltarnos, nos liberamos de los esquemas mentales de cómo deben salir las cosas y aceptamos lo que el universo nos presenta. Aceptamos que realmente ignoramos cómo deben ser las cosas. Los moribundos aprenden esto cuando contemplan su vida en retrospectiva. Ven que las situaciones ‘malas’ a menudo los condujeron a algo mejor, y que lo que creían que era bueno no era necesariamente lo mejor para ellos”
“La verdad es que no siempre sabemos lo que mejor nos conviene. Por esa razón tenemos que dejar de querer saber adónde nos llevará la vida, tenemos que dejar de empeñarnos en saber siempre lo que es correcto y abandonar el intento de controlar lo incontrolable. En esos momentos en que creíamos saber absolutamente lo que era mejor, luchábamos con espejismos. Nunca lo hemos sabido, y nunca lo sabremos”
“Hay una diferencia substancial entre entregarse y renunciar. Renunciar es levantar las manos en el aire y decir ante un diagnóstico de enfermedad terminal: ‘¡No hay esperanza, estoy muerto!’. Entregarse es elegir los tratamientos más adecuados y, si no funcionan, aceptar que nuestro tiempo aquí es limitado. Cuando renunciamos, rechazamos la vida que tenemos. Cuando nos rendimos, la aceptamos tal como es. Ser víctima de una enfermedad es renunciar. Comprender que siempre tenemos la posibilidad de elegir en cada situación, es entregarse. Alejarse de la situación es renunciar. Volverse a ella es entregarse”
“Rendirse a la vida ‘tal como es’ puede transformar milagrosamente las situaciones. Cuando nos rendimos, somos capaces de recibir. El universo nos da las herramientas para cumplir nuestro destino cuando dejamos que las cosas sean”
“Dejar que las cosas sean en vez de luchar constantemente para hacer que ocurran es un maravilloso regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Si vemos nuestra vida en retrospectiva, nos daremos cuenta de que algunos de los mejores momentos y mayores oportunidades no fueron resultado de la lucha por arreglar las cosas. Parecen coincidencias afortunadas, como si ocurrieran porque nos hallábamos en el lugar correcto y en el momento oportuno. Así es como funciona la entrega, y así es como funciona la vida: sutilmente”
“La vida es demasiado breve, no sabemos cuál será nuestro último momento. Descubrir lo bueno en lo malo es una de las lecciones más provechosas”
http://confianzayvida.blogspot.com.es/2012/07/no-siempre-sabemos-lo-que-mas-nos.html
HACER EL MÁXIMO PARA SER FELIZ
Aunque al principio del duelo es normal sentirse atrapado en el dolor y no ver la posibilidad de volver a la vida, todos tenemos en nuestro interior la fortaleza para atravesar el desierto de la ausencia y renacer. Precisamente creo que el duelo consiste en eso, en conectar con nuestra Esencia Divida, esa parte nuestra segura y confiada que sabe con certeza que el amor perdura, que la vida es solo un sueño y en nuestras manos está convertirla en algo bello o en el peor de los infiernos como, por ejemplo, el que viven las personas que tienen siempre el corazón en vilo esperando lo peor. Esa no es manera de vivir y seguramente viene de lejos, la hemos heredado, no es una elección consciente, sino una creencia que ha ido pasando de generación en generación.
El duelo, ese vendaval que se lo lleva todo, es un excelente pretexto para cambiar y dejar el papel de víctima por otro más feliz. Sí, es un buen momento para sacarnos de encima todo lo que nos oprime y quedarnos con lo que somos, ni más ni menos.
A mi me gusta creer que soy una ‘chispita’ de amor puro, recubierta de mil temores, heridas, pactos y memorias no muy favorables, la verdad, pero ‘chispita de amor al fin y al cabo. Y en eso estoy, en ir sacando capas y curando heridas (muchas, como ya he dicho, no son ni mías) con el propósito de acercarme a esa luz dorada que brilla con intensidad.
Hay días que cunden y adelanto mucho y otros en que me pierdo y lloro, con un llanto desconsolado, pero mi intención está puesta siempre en hacer el máximo que pueda para ser feliz.
También me gusta pensar que la muerte, como final, no existe, que el Universo encierra infinidad de posibilidades y me encanta tener la certeza de que mi hijo Ignasi y todos mis muertos están bien, no sé muy bien por dónde anda cada uno, pero sí sé que, de alguna manera, ellos ya están en casa y, cuando llegue yo, no quiero volver con el sentimiento de haber echado por la borda mi vida, de no haberla aprovechado, de no haber reído y querido lo suficiente….
Si estamos aquí, qué mejor que vivir, en vez de encerrarnos y taparnos con un manto de miedo y angustia. Pase lo que pase tenemos la capacidad de darle la vuelta y no estamos solos para lograrlo; aquí, en la Tierra, hay muchísima gente que puede ayudarnos y, del otro lado, ya ni los cuento. No por nada, ¡sino porque son tantos!
Como todos los caminos, el de dejar de sufrir empieza con un pasito. No hace falta querer recorrer mucho trecho de una sola vez. No, más vale tomar consciencia e ir despacio. Os animo a realizar juntos este viaje que consiste en aprender a quererse y dejar de juzgar a nadie y, sobre todo, a nosotros mismos.
Cada cual hace con su vida lo que puede, cada uno de nosotros creamos nuestra propia historia y para nosotros es la válida, es la verdad y es distinta de la de los demás. Podemos, pero no sirve para este viaje culpar a los otros o a la vida de lo mal que nos sentimos.
Si no nos gusta nuestra historia en nuestras manos está cambiarla. Para esta aventura es preciso tomar las riendas, ser sinceros con nosotros mismos y actuar y decidir con el corazón, con la fuerza y la voluntad de auténticos guerreros.
DAR ALAS A LA ALEGRÍA
Hoy me he levantado contenta, más alegre y ligera de lo que venía estando y, en apariencia, no ha cambiado en mi vida nada, incluso estoy viviendo un momento profesional de incertidumbre grande; en la editorial donde trabajo han declarado un ERE que afecta a 63 trabajadores (y es más que probable que yo esté en la lista y no lo digo sin motivos). Sin embargo, hoy me siento feliz, con una felicidad despreocupada parecida a la de cuando era niña. Y sé porqué, aunque no sé si voy a saber explicarlo.
Desde hace unos 12 años participo en un taller de interpretación de sueños. Nos reunimos un viernes al mes, un grupo muy reducido, dirigido por Quim Mesalles, un buen terapeuta. Los sueños son una puerta abierta a nuestro inconsciente, la parte velada y oculta que contiene más del 90 por ciento de nuestra memoria. Allí guardamos creencias, emociones, pactos y acuerdos (inconscientes) que hemos ido efectuando con nosotros mismos a lo largo de nuestra existencia. Pero igual que ocurre con los muebles y los objetos aparcados durante años en un desván, muchísimo más de la mitad de lo que guardamos en nuestro inconsciente con el tiempo queda inservible. No es más que lastre que nos llena de pesadumbre.
Pues bien, ayer en el taller pude liberar un pacto inconsciente que hice alrededor de los 20 años y por eso hoy me siento tan liviana. Y lo cuento porque cuando uno está de duelo, como la mayoría de lectores de este blog, el alma pide a gritos liberar lastre, humo negro…
Para conectar con el sentimiento de alegría hay que limpiar memorias y creencias y dejar ir emociones antiguas. La alegría profunda y serena solo guarda relación con nuestro interior, nada tiene que ver con lo que ocurre fuera. De ahí que todas las terapias que nos liberan de ese peso sean bienvenidas. Hay infinidad de buenos terapeutas que pueden ayudarnos a iluminar las sombras y poner orden a nuestro particular desván.
En el blog (colorsbloc.com) de una buena amiga y excepcional comunicadora, Conxita Parra Enfedaque, encontraréis mil y una terapias para elegir. Merece la pena que le echéis un vistazo.
LA CLAVE ESTÁ EN CAMBIAR NOSOTROS
Tengo una amiga del alma que está empezando un duelo grande y doloroso: la muerte de su marido en solo tres meses. A mi me gustaría alzarla en brazos a ella y a su niña de 5 años y llevarla en volandas hacia el final del túnel, allí donde la luz vuelve a llenar de sentido y alegría la vida. Me gustaría, pero qué insensata sería… Puedo darle la mano tantas veces como ella quiera pero si recorriese yo el camino en vez de ella de nada le serviría.
Solo ella, con la ayuda de su esencia divina, puede ir desgranando el grano de la paja y transformar el dolor y la rabia, que ahora siente, en serenidad y sosiego. Cuando estamos en duelo todo lo que no nos da paz hay que ir apartándolo de nuestras vidas. Pero aunque a veces ocurre, no se trata de dejar de lado situaciones y personas, no.
El gran salto consiste en cambiar uno mismo, en tomar las riendas, en sabernos responsables de nuestras vidas en vez de echar la culpa a los otros. Los demás son como son y no podemos cambiarlos, pero nosotros sí podemos, con el tiempo, ver las cosas de un modo distinto.
PRESENTACIÓN HO’OPONOPONO
La Dra. Mª Carmen Martínez ha escrito este libro que presenta en la librería Excellence de Barcelona, el próximo 12 de junio a las 19:15 h.
He asistido como alumna a algunos cursos de Técnica Metamórfica y Ho’Oponopono que imparte la Dra. Martínez y me han sido de mucha utilidad, son una buena herramienta para avanzar y recobrar la paz interior.
.
TALLER DE CANALIZACIÓN EN DONOSATI
mecomunicacion@gmail.com







Sígueme