DAR ALAS A LA ALEGRÍA

Hoy me he levantado contenta, más alegre y ligera de lo que venía estando y, en apariencia, no ha cambiado en mi vida nada, incluso estoy viviendo un momento profesional de incertidumbre grande; en la editorial donde trabajo han declarado un ERE que afecta a 63 trabajadores (y es más que probable que yo esté en la lista y no lo digo sin motivos). Sin embargo, hoy me siento feliz, con una felicidad despreocupada parecida a la de cuando era niña. Y sé porqué, aunque no sé si voy a saber explicarlo.

 

Desde hace unos 12 años participo en un taller de interpretación de sueños. Nos reunimos un viernes al mes, un grupo muy reducido, dirigido por Quim Mesalles, un buen terapeuta. Los sueños son una puerta abierta a nuestro inconsciente, la parte velada y oculta que contiene más del 90 por ciento de nuestra memoria. Allí guardamos creencias, emociones, pactos y acuerdos (inconscientes) que hemos ido efectuando con nosotros mismos a lo largo de nuestra existencia. Pero igual que ocurre con los muebles y los objetos aparcados durante años en un desván, muchísimo más de la mitad de lo que guardamos en nuestro inconsciente con el tiempo queda inservible. No es más que lastre que nos llena de pesadumbre.

 

Pues bien, ayer en el taller pude liberar un pacto inconsciente que hice alrededor de los 20 años y por eso hoy me siento tan liviana. Y lo cuento porque cuando uno está de duelo, como la mayoría de lectores de este blog, el alma pide a gritos liberar lastre, humo negro…


Para conectar con el sentimiento de alegría hay que limpiar memorias y creencias y dejar ir emociones antiguas. La alegría profunda y serena solo guarda relación con nuestro interior, nada tiene que ver con lo que ocurre fuera.
De ahí que todas las terapias que nos liberan de ese peso sean bienvenidas. Hay infinidad de buenos terapeutas que pueden ayudarnos a iluminar las sombras y poner orden a nuestro particular desván.

 

En el blog  (colorsbloc.com) de una buena amiga y excepcional comunicadora, Conxita Parra Enfedaque, encontraréis mil y una terapias para elegir. Merece la pena que le echéis un vistazo.

8 Responses to DAR ALAS A LA ALEGRÍA

  • Hola, Mercè

    Me alegro mucho por ese lastre que has soltado y porque estás viviendo un momento de felicidad y tranquilidad, que sin duda va a ayudarte a «capear el temporal» que estás viviendo debido a la situación laboral.

    Entraré en la página web que has comentado.

    La alegría es contagiosa, gracias por contagiarme :D.

    Besotes.

  • Mercè Castro dijo:

    Gracias María Eugenia por estar ahí,
    Un abrazo grande

  • Carmen de Valencia. dijo:

    Gracias Mrercè parece muy interesante, le echare un vistazo, muchisimas gracias por compartir y por estar simpre ahi. Te mando un abrazo enorme y muchos, muchos besos.

  • Carmen de Valencia. dijo:

    Gracias Mercé por compartirlo, le echare un vistazo. Te mando un abrazo enorme y muchos, muchos besos.

  • Mercè Castro dijo:

    Carmen, preciosa, gracias a ti. Un abrazo muy grande.

  • Mercè Castro dijo:

    Eugenia2 de julio de 2012 07:15

    Hace ocho años y cinco meses que falleció nuestro hijo con tan sólo 4 meses y medio de vida. Fue él nuestro primer hijo, fue quien nos dio el título de padres, fue el que me enseñó lo que se siente tener un niño en el vientre, la maravillosa experiencia de sentirlo salir y ver a tu hijo por primera vez, sentir ese amor incondicional, el estar enamorada todos los días de ese ser y que cada día que pasa una sigue más enamorada todavía. Si bien luego tuvimos dos niños más, esos sentimientos ya los conocíamos por Lucas. Cuando él falleció sentí un vacío y un dolor en el pecho indescriptibles. Al poco tiempo me di cuenta que se podía vivir con ese dolor, que si bien sigue estando, una se va acostumbrando a sentirlo y a vivir con él, pero hay días y días… ayer fue mi cumpleaños, y los cumpleaños, al igual que navidad y año nuevo, son fechas en donde se junta toda la familia y no puedo evitar sentirme mal porque me falta una parte de la familia. Pero por suerte tengo a mis otros hijos (de 7 y 2 años) que me alegran la vida. Cuando intento poner en palabras lo que siento, siempre digo que cuando se murió Lucas mi corazón quedó vacío, ya no estaba él para amarlo, pero cuando tuve a mi segundo hijo, ese vacío no se llenó, sino que mi corazón se agrandó para amar a mi segundo hijo, y luego tuvimos al tercero, y otra vez mi corazón se volvió a agrandar, pero ese vacío está. Lo más increíble de todo, es que así como nos enseño tantas cosas cuando nació y el tiempo que estuvo con nosotros, también lo hizo cuando murió. Nos enseño que todo tiene solución, salvo la muerte, que hay que decirle “te amo” a las personas que uno ama, que hay que terminar con las relaciones que hacen mal y disfrutar de la vida con las personas que uno ama. Gracias por dejarme compartir esto.

  • Mercè Castro dijo:

    Eugenia, bonita, nuestros hijos son maestros que vienen a despertar nuestra conciencia. Todas las madres estamos más cerca de nuestra esencia tras su muerte y valoramos más el amor como única moneda de cambio.
    Un abrazo grande, grande

  • María José, madre de Alejandro dijo:

    Mercé, gracias por tus consejos y por tu alegría, los haces partícipes de ambas cosas y nos contagias de tu forma de ver las cosas. Gracias por todo ello
    Un abrazo

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