NAVIDAD

NADIE SE VA Y NADA SE PIERDE

 

“He perdido a un hijo”, le dije a un hombre sabio la primera vez que lo visité al empezar mi duelo. Y me contestó que eso era imposible, que nadie ni nada se pierde. “En realidad, tu hijo nunca ha estado lejos de ti, porqué todos somos uno y él forma parte de tu corazón».

La seguridad con que hablaba el señor Josep de que la muerte no existe, de que lo que llamamos morir solo afecta al cuerpo, que es solo un paso a un nuevo renacer, me ayudó mucho. Esa certeza ha florecido poco a poco en mi corazón. A diario constato que el amor que siento perdura, va más allá de la muerte. Aunque en dimensiones distintas, estamos unidos por lazos de amor con nuestros seres queridos.

Nuestro cariño está con ellos siempre, así como el suyo está dentro de nosotros. Eso es fantástico, tan solo tenemos que hacer grande nuestro amor para sentirlos cerca. Eso no quita el dolor y la tristeza por no verles ni abrazarles, pero da mucho consuelo, verdad? Seguir el rastro del amor, cuando todo está oscuro, es una buena opción, es sanadora.

Los seres que han partido antes que nosotros, se llevan todo el amor que les hemos dado y nosotros nos quedamos con todo el que de ellos hemos recibido. Eso seguro. Y a mi me parece que a medida que vamos aprendiendo a querernos –que es uno de los aprendizajes del duelo- ellos también se van enriqueciendo. Nadie se va, y nada se pierde.

LA ANTESALA DE ALGO BONITO

 

El miedo y yo compartimos muchos ratos juntos. Suele visitarme a menudo cuando se acerca diciembre. Es como si, antes de cerrar el año, tuviéramos que hacer inventario de todas las heridas nuevas y antiguas que ni sé que tengo.

 

Cuánto más quiero eludirlo, más presente se hace; me agarrota la espalda, me instala una piedra grande en la boca del estómago, me siento ansiosa, irascible, triste y enojada. Es su forma de decirme que le mire con cariño, que lo mejor que puedo hacer es sentir lo que viene a contarme.

 

El temor me ha acompañado y, probablemente, me acompañará durante algunos tramos durante toda mi vida . Por eso, porqué nos conocemos, sé que no soy el miedo aunque esté asustada, no soy la tristeza, aunque me sienta triste, ni la ira, aunque este irritable, no soy lo que siento ni lo que pienso, soy algo más grande que no sé nombrar.

 

Cuando me siento inmensamente vulnerable y confundida respiro hondo y como una madre intento mecer con dulzura mis temores. No suele salirme a la primera, ni a la segunda ni a la tercera, pero cuando de la mano del amor los sostengo algo dentro de mi reluce, me siento más serena, más en contacto con mi esencia, más honesta conmigo misma.

He podido comprobar que cuando me visita el miedo, en realidad estoy en la antesala de un luminoso comienzo. Como si estuviera engendrando algo bonito. Algo que me acerca más a amar la vida, aunque a veces duela.

 

Aunque tengamos miedo, propongo buscar el amor en cada esquina esta Navidad. Empezando por ser buenas con nosotras mismas. ¡Cada una sabe cuántas veces se critica así misma al día!

 

No es fácil acoger el dolor de las ausencias, pero el miedo es nuestro, no de los que se han ido. Y, posiblemente, nacimos con él y durante años lo hemos guardado en lo más profundo, sin ni siquiera darnos cuenta.

¿ESTÁS CANSADA?

 

 

Es posible que si dejas de mantener en alto tus defensas y, sin máscaras, te entregas a sentir descubras en ti una fatiga infinita.

Si dejas de resistirte a ese cansancio tan antiguo no morirás de agotamiento, no, al contrario, la rendición es dulce y tiene el don de liberarnos.

 

Lo que nos tensa, lo que nos mantiene, a veces, muertas en vida es intentar eludirlo, mirar para otro lado y seguir con la piedra en el pecho y los nervios desbocados.

 

Tu cansancio es sagrado, párate y escúchalo con cariño. Posiblemente, en silencio, te cuente que es bueno que dejes que cada cuál acoja su propio desasosiego, que no tienes porqué andar con el mundo a cuestas. Nadie avanza, en realidad, si le llevan a hombros.

 

 

A veces, solo por el simple hecho de vivir nos agotamos. Son tantas las batallas que enfrentamos! Si te sientes así, exhausta, busca un lugar seguro y entrega las armas. Las victorias del alma, esas que nos transforman, sólo se consiguen con honestidad, suavidad y ternura.

 

 

 

 

DESTELLOS DE LUZ PARA AFRONTAR LA NAVIDAD

 

TALLER EN BARCELONA

 

SÁBADO 24 de Noviembre

HORARIO: de 10h a 13:h

INFORMACIÓN E INCRIPCIONES:Tel. 650 98 38 80
mercecastro@mercecastro.com

 

 

Cuando en las calles empiezan a poner las luces de Navidad, los corazones en luto se encogen. La imposibilidad de abrazar lo que tanto se añora es abrumadora. Duele respirar.

 

Son días duros los que se avecinan, lo sé. He pasado muchas navidades en el infierno sin querer salir de la cama, con una piedra inmensa en la boca del estómago. Pero también sé que si me he levantado ha sido porqué el amor es más fuerte que el miedo, lo puede todo.

 

Las fechas señaladas son desafíos de amor y requieren las mejores galas del alma. Por eso, abro la posibilidad de participar en este taller en el que ofrezco los destellos de luz que a mi me han ayudado a transitar el camino del duelo, a encarar las navidades, y la vida entera, con una actitud más alegre y sosegada.

 

INFORMACIÓN E INCRIPCIONES:
Tel. 650 98 38 80
mercecastro@mercecastro.com

 

¿TE SIENTES VULNERABLE?

 

 

Es posible que estés tan cansada que te cueste levantarte, que por las noches, en cuanto oscurece, necesites arroparte entre las sábanas y esconderte del mundo, incluso de ti misma.

 

Tal vez te invade un sentimiento de abandono tan antiguo como la propia Tierra, un desespero tan profundo que te ahoga. Tienes miedo y darías cualquier cosa por dejar de tenerlo, ¿verdad?

 

Probablemente es un miedo atávico que te acompaña desde pequeña, por más que intentas esquivarlo. Seguramente ha crecido con la muerte de tu hijo, de tu compañero del alma, de tu amigo inseparable, de tus padres.

 

Si te sientes hoy así, respira hondo, concédete una tregua y mírate con cariño ¿No te parece que ya has aguantado bastante? Agárrate de la mano de la compasión y acaricia con amor tu miedo, envuelve con ternura tu pena, permíteles estar y expresarse sin reproches.

 

Solo tienes que cerrar los ojos y, con delicadeza, arrullar en silencio tu desasosiego. En el fondo sabes que solo el amor es capaz de sostenerte. Recuerda que tu no eres la tristeza, aunque estés triste. Tan solo se trata de sentir, tan solo eso.

 

No temas sentirte vulnerable, deja de sostener lo insostenible. Qué caigan las murallas, que se rompan en mil pedazos las armaduras. Eres un chispita de amor que ha venido a experimentar en su totalidad la vida.

 

No vivas con el corazón tapiado, quítate la venda, ahora ya sabes que el tiempo aquí es limitado. Abraza la vida. Entrégate al amor hasta el último suspiro, aunque duela.

 

ARRÓPATE CON TERNURA, SE ACERCA NAVIDAD

 

Sé, que cuando en las calles empiezan a poner las luces de Navidad, los corazones en luto se encogen. La imposibilidad de abrazar lo que tanto se añora es abrumadora. Duele respirar.

 

Por eso, es bueno dar la mano a la ternura y, con suma delicadeza, muy despacio acercarnos con amor al dolor. Recuerda que no estás sola, te arropan con suavidad tus ancestros.

La fuerza de los que te han precedido te sostiene. Cierra los ojos y siente en tu interior su energía. Cuando desfallezcas invoca en ti la llama sagrada de su amor. Ampárate en tu legítima herencia divina y déjate arrullar.

 

Si es posible, respeta lo que sientes, sea lo que sea, desconecta del barullo de las noticias, de las compras, de las prisas, no hagas más de lo que puedas, no fuerces tus limites ni te critiques, al contrario, regálate momentos de sosiego, busca la belleza; compra flores, mira el cielo, escucha música, canta, pasea entre árboles o por la orilla del mar y agradece todo lo bueno que hay en tu vida.

 

SONRISAS QUE SALEN DEL ALMA

 

Hacer ver que estamos bien cuando estamos mal es agotador y no merece la pena. Las falsas sonrisas no aligeran las penas ni llegan al corazón de nadie. Al contrario, llevar una máscara alegre cuando por dentro nos sentimos morir nos deja inmensamente solos, nos separa más de la vida y agranda el dolor profundo de sentirnos perdido en medio de la nada.

 

 

Si hoy te sientes desgarrado no finjas, es mejor parar, respirar, bajar el telón y suspender la comedia. Deja de luchar por estar bien, por alcanzar un entusiasmo que se aleja al perseguirlo. Mejor date un tiempo para estar contigo.

Quédate en silencio, en el sofá y a tu aire, sin prisas, empieza a desenredar con cariño la madeja de emociones que te oprime el pecho, que te cierra el estómago, que te tensa la espalda, la nuca, los hombros… Escucha con ternura cada lamento de tu cuerpo y llora.

 

 

Las lágrimas liberan la carga que arrastra cada una de tus células por intentar ser otro desde hace tiempo. Permítete ser tu, solo tu en este momento, sin expectativas ni dramas. No te enfades contigo por estar mal, no añadas leña al fuego. No estés triste por estar triste.

 

Las emociones, los sentimientos son como las olas, vienen y van. Fluyen con la vida si no las entorpecemos. Son algo natural como el paso de las estaciones.

 
Cuando nos entregamos con amor a lo que hay es más fácil sintonizar con la calma y, entonces, se produce el milagro y aparecen destellos de luz, chispas de alegría, sonrisas que salen del alma.

DESAFÍOS DE AMOR

peto-trenQuizá porqué se acerca Navidad y la nostalgia llama a muchas puertas siento la necesidad de ampliar la mirada, de crear amor con cada pensamiento, con cada palabra, en vez de dejarme llevar por la inercia de las apariencias, de las suposiciones, del bullicio de las críticas, de las prisas de las compras, de las celebraciones en mesas llenas de desencuentros.

Las fechas señaladas son desafíos de amor y requieren las mejores galas del alma. La dulzura de una palabra cariñosa, el calor de un abrazo, el silencio que acompaña, la honestidad que reflejan los ojos que no juzgan nada. De esos desafíos, si nos permitimos sentir lo que sentimos, suelen nacer historias preciosas, momentos sublimes, mágicos.

 

Dicen que en cada desierto se esconde un manantial. ¿Pero cómo encontrarlo si el dolor de las ausencias nos paraliza? Parece ser que no hay atajos y, como en las peores pesadillas, el manantial se aleja cuando más nos obsesiona alcanzarlo. En cambio, si nos rendimos con compasión al dolor, a la tristeza, a la ira, al miedo sin alimentarlos se produce el milagro.

Como los príncipes de los cuentos es preciso antes de conseguir el tesoro enfrentarnos a nuestros monstruos. Lo que nunca nos han contado es que para vencerles necesitamos amabilidad, ternura y paciencia, en vez de espada o cañones. La letra de la que hablamos con sangre, por fuerza, no entra, al fin y al cabo esos miedos nos pertenecen, llevan, quizá, en nuestro interior o incluso en nuestra propia familia generaciones.

 

HOME EL DESSERTTal vez solo están pidiendo a gritos que los escuchemos, que abandonemos la creencia de que no podemos pasar de pantalla, saltar al vacío y sentir, sin más, que estamos vivos, aunque tengamos miedo. Ese es uno de los desafíos de amor a los que nos enfrenta el duelo: a vivir lo que sea, con el corazón abierto. A no renunciar, aunque duela.

 

Son días duros los que se avecinan, lo sé. He pasado muchas navidades en el infierno sin querer salir de la cama para huir de todo, con una piedra inmensa en la boca del estómago. Pero también sé que si me he levantado ha sido porqué el amor es más fuerte que el miedo, lo puede todo. En realidad es sencillo, simplemente hay que vivir el momento, segundo a segundo, contemplando como entra y sale el aire de nuestro cuerpo, cada vez que la mente se empeñe en viajar en el tiempo.

A LAS PUERTAS DE LA NAVIDAD

arbol-navidad-613x400Miro para atrás y recuerdo el dolor desgarrador de mis primeros tiempos después de la muerte de mi hijo Ignasi; ese vacío desolador, esa desesperación sin fondo que sienten ahora las personas que empiezan un gran duelo. Algunas las conozco, como a mi primo Sergio y su esposa Merche, sé parte de su historia, tenemos raíces comunes, de otras solo sé lo que, con el corazón abierto, comparten con amor conmigo… En realidad, seamos familia o no, a todas nos une, más allá de cualquier parentesco, la necesidad de saltar a ciegas el abismo que nos separa de la vida.

 

 

Soy consciente que de poco o nada sirven las palabras y los consejos. El valor solo puede salir del interior de cada uno. Pero también soy consciente, porqué lo he vivido, que las caricias, las miradas y las sonrisas dulces y sinceras, además de reconfortar, tienen el don de sostenernos unos a otros.

 

 

Estamos a las puertas de la Navidad y no sé cómo explicar lo feliz que me haría que cada corazón en duelo sintiera la calidez del cariño de sus seres queridos muertos. Sé que eso es posible cuando somos pacientes y amables con nosotros mismos, cuando no huimos del terror que, a menudo, nos produce estar vivos. Cuando, con la dulzura que acunamos a un bebé, abrazamos nuestros miedos. Cuando, a pesar de los pesares, apostamos por vivir con amor la vida.

TERNURA, MUCHA TERNURA

 

Abrazo 2014-06-30 a las 12.24.10Me gusta imaginar que durante estos días que quedan de aquí a mediados de enero me permito, con cariño, ser buena y bondadosa conmigo misma. ¿Me acompañas?
Imagínate que tenemos, de sobra, la fortaleza para lograrlo y, además, el Universo entero nos sostiene y nos alienta para conseguirlo.

 

 

Imagínate que no solo acogemos con ternura a la nostalgia, sino también a cada uno de los pensamientos dolorosos que tengan a bien visitarnos.

 

Imagínate que no hacemos distinciones entre buenos y malos, entre hombres y mujeres, blancos y negros, ricos o pobres.

 

Imagínate que podemos actuar con un perdón y una ternura constantes hacia todo y hacia todos, incluso hacia nosotros mismos.

 

Eso, sin duda, nos acercaría a nuestros seres de luz y en la mesa de Navidad los sentiríamos con alegría en nuestros corazones.

 

Me atrevo a sugerir que para empezar a imaginar el sosiego y la paz inmensa de amar y ser amados sin condiciones, nos enlacemos en un dulce abrazo. Un abrazo cálido y tierno, de esos que nos hacen saltar las lágrimas y nos encienden las mejillas de puro gozo.

Contador

Visitas

MIS LIBROS

Volver a Vivir

Clicar en la imagen

Clicar en la imagen.

Clicar en la imagen