¿ESTÁS CANSADA?
Es posible que si dejas de mantener en alto tus defensas y, sin máscaras, te entregas a sentir descubras en ti una fatiga infinita.
Si dejas de resistirte a ese cansancio tan antiguo no morirás de agotamiento, no, al contrario, la rendición es dulce y tiene el don de liberarnos.
Lo que nos tensa, lo que nos mantiene, a veces, muertas en vida es intentar eludirlo, mirar para otro lado y seguir con la piedra en el pecho y los nervios desbocados.
Tu cansancio es sagrado, párate y escúchalo con cariño. Posiblemente, en silencio, te cuente que es bueno que dejes que cada cuál acoja su propio desasosiego, que no tienes porqué andar con el mundo a cuestas. Nadie avanza, en realidad, si le llevan a hombros.
A veces, solo por el simple hecho de vivir nos agotamos. Son tantas las batallas que enfrentamos! Si te sientes así, exhausta, busca un lugar seguro y entrega las armas. Las victorias del alma, esas que nos transforman, sólo se consiguen con honestidad, suavidad y ternura.
Deja un comentario