«VOLVER A VIVIR» VUELVE A NACER
Se encuentra desde hace unos días en las librerías la tercera edición de “Volver a Vivir”, el diario completo que escribí durante el primer año de la muerte de mi hijo Ignasi. Agradezco de todo corazón a mi editora, Clara Sabria, su confianza y a RBA que el libro–que incluye también el diario de Ignasi- haya vuelto a nacer y no haya dejado de estar presente desde que vio la luz en el año 2009.
A las pocas semanas de morir Ignasi me llamó una buena amiga y me dijo: “tienes que escribir Mercè, escribe todo lo que sientes, escribir te ayudará”. Yo no podía con mi alma. No sé con que fuerzas me levantaba de la cama para despertar a mi hijo Jaume pero lo hacía, aunque la poca energía que tenía se desvanecía cuando él cerraba la puerta para ir al colegio. Cuando Jaume no estaba, yo me perdía en ese tiempo sin tiempo que envuelve las grandes penas y sólo podía deambular por la casa, sin poder coger un libro ni mirar siquiera por la ventana. Hasta que un día, meses después, empecé el diario que ahora vuelve a salir publicado con una nueva portada. El libro recoge lo que viví y sentí durante mi primer año de duelo.
De la muerte se habla poco y de la muerte de un hijo mucho menos, pero los padres y las madres que hemos pasado por el horror de ver morir a un hijo necesitamos, desesperadamente, expresar nuestros sentimientos. Es, creo, una necesidad vital que nos aleja de la locura y nos ayuda a encontrar, de nuevo, sentido a la vida. Porque, aunque parezca mentira, es posible renacer después de un golpe así.
Hace ya más de 16 años que Ignasi murió y la buena noticia que quiero compartir es que un hijo nunca muere y eso los saben todos los hombres y mujeres que mantienen en sus corazones el amor de sus hijos muertos. El amor es lo que nos permite volver a la vida. Después de naufragar de noche en un mar embrabecido y atravesar una de las peores tormentas, al llegar a tierra todo es más bonito. Es más fácil ver la belleza, donde antes apenas veíamos nada, agradecer la calidez del sol, el frescor de la lluvia, la dulzuna de la brisa… Sí, al llegar a tierra la vida es más bónita porque sabemos que la muerte es tan sólo un nuevo principio.
Mi hijo Ignasi se fue pronto, tenía 15 años, pero durante el último mes antes de irse dejó por escrito un testimonio de vida, un tesoro, que da sentido a “Volver a Vivir”. No importa lo corta que sea una vida, lo que importa es vivirla y creo que no nos vamos ni un minuto antes ni un minuto después.
Me siento inmensamente agradecida por poder acompañar con dulzura, a través de las palabras, a otros padres durante sus primeros tiempos de duelo.
Doy las gracias por poder compartir mis emociones y sentimientos, a través de los dos libros que he publicado: «Volver a Vivir» y «Palabras que Consuelan». A mi me ha ayudado escribirlos y espero que, en cierta medida, también los lectores puedan sentirse reconfortados.
EL CUERPO TIENE MEMORIA
Cuando las emociones nos desbordan, cuando el mar se agita y crece a merced del viento de la vida y el furor ensordecedor de la tormenta nos aturde, a menudo el cuerpo toma el timón, recoge velas si es preciso, abre una tregua y guarda en silencio el dolor, la rabia, la pena, el desconcierto, el miedo inmenso de perder lo que amamos, de sabernos un mero juguete de las olas.
Sí, el cuerpo atesora y esconde lo que somos incapaces de sentir, sin retener, en un determinado momento… pero no olvida. No, al contrario, suele grabar a fuego en cada célula las fechas, los días señalados, los recuerdos. Y así, cuando se acercan los aniversarios de las tragedias, aunque hayan pasado años, la inquietud y la tensión aumentan, el dolor despierta y, muy probablemente caemos enfermamos o simplemente al suelo, al tropezar de la forma más tonta o, quizá, nos cortamos sin querer mientras preparamos la cena. Da igual, el cuerpo siempre encuentra la manera de hacernos saber que hay un montón de emociones pendientes, de historias inconclusas que piden a gritos salir, ver la luz, sentirse en paz, perdonadas, queridas, mimadas y arropadas.
La vida se expande, adquiere nuevas perspectivas, se eleva cuando nos permitimos completar con amor los círculos.
Tal vez, incluso, algunos de estos círculos lleven sin cerrar milenios porque de la misma forma que heredamos las tierras, el dinero o el tono de piel, pasan de generación en generación los conflictos no resueltos. Probablemente nacemos ya con corazas de emociones, que pesan tanto o más que las de hierro y vamos arrastrando a lo largo de la vida sin saberlo.
Pues bien, ahora que todo está cambiando, que las estructuras del mundo de antes se tambalean y ya no nos sostienen es, me parece, el momento ideal para hacer limpieza a fondo y, con cariño, barrer antiguas creencias que nos impiden sentirnos merecedores de lo mejor de la vida: el amor, la prosperidad, la alegría…
Al resquebrajarse las corazas que aprisionan al alma y al cuerpo, quizá nos resistamos y duela un poco. Es normal, ¡es tan profundo el hábito del sufrimiento!
Pero aunque nos de miedo, hay que dar el paso como se atreven a darlo los gusanos, si no difícilmente volaremos como las mariposas.
ME ENCANTA SER MUJER
Antes de ser madre yo luchaba por tapar, no siempre con éxito, lo que yo entendía por mi energía femenina. Había decidido estudiar, pasar a la acción, salir de casa, resolver sin lágrimas los conflictos o cualquier otra cosa, en definitiva construir mi destino, sin sumisión. En realidad quería ser como yo veía a mi padre, como imaginaba que eran los hombres.
No sabía que la fuerza, la que me mantiene a flote incluso cuando rugen las peores tormentas, está también en mi vulnerabilidad, en mi ternura, en los besos, los abrazos, en la compasión, en la dulzura, en mi forma de crear, intuir, llorar, nutrir, acunar y rendirme a la vida. No, cuando era joven yo no lo sabía. Tenía verdadero miedo a sentir, por eso me escondí debajo de una armadura de guerrera.
También ignoraba que, como yo, los hombres, aunque les de miedo sentir, sienten. Tal vez les cuesta llorar y hablar o manifestar sus sentimientos (durante siglos les hemos impedido que lo hicieran) pero su dolor ante los sinsabores de la vida es tan auténtico como el de cualquier mujer. Para muchos, su manera de manifestar amor es pasar a la acción; cortar leña para que en casa no entre el frío, trabajar para que no falte el dinero o hacer lo que sea para proteger a los suyos, para que tengan una vida más fácil. Por eso, ahora, admiro sin reticencias la energía masculina, la que hay en mí y en la mayoría de los hombres y, al mismo tiempo, adoro ser mujer, sentir esa conexión sagrada con la Gran Madre, esa energía amorosa y rotunda que ama a sus hijos e hijas sin prejuicios ni distinción. Veo esa energía sagrada en los ojos de mi hijo cuando abraza con ternura al suyo. Venero a los hombres y las mujeres de mi vida porque gracias a ellos soy lo que soy.
Y me hacen muchísima ilusión las nuevas generaciones porque en ellos subyace la semilla de la unión, del respeto, la admiración.Nadie es mejor porque sea hombre o mujer, empieza una nueva era y es preciso invocar el perdón para dejar atrás las injusticias y andar de la mano, hombres y mujeres, ni un paso antes, ni un paso después.
Taller de primavera
SÁBADO 11 DE ABRIL
HORARIO: de 10h a 13:30h
LUGAR: BARCELONA
INFORMACIÓN E INCRIPCIONES:
650 98 38 80
isona@ibernet.com
La luz ya es distinta, el día más largo, el aire cálido, el color intenso y verde de las hojas nuevas, pura vida, el perfume suave y sugerente de las flores… Empieza otra primavera ¡y la fuerza de la tierra lo inunda todo!
Es un buen momento para abrir el armario de nuestro corazón y empezar, sin prisas y con cariño, a dar nombre a nuestras emociones antes de que la nostalgia, quizá, nos paralice.
Por eso, porqué los cambios de estación no son fáciles cuando uno atraviesa una gran pérdida, abro la posibilidad de participar en un taller en el que ofrezco las herramientas que a mí me han ayudado a transitar el camino del duelo, a encarar mis primaveras y la vida entera, con una actitud más alegre y sosegada.
La intención es crear un espacio íntimo y seguro para volver a estar presentes con más energía, paz y confianza.
EL ÚLTIMO ENCUENTRO
“En la vida de un hombre no solamente ocurren las cosas, uno también construye lo que le ocurre” dice Sándor Márai, en su novela ”El Último Encuentro”, que he vuelto a leer con verdadero placer estos días.
Con el transcurso del tiempo, por el simple hecho de vivir, vamos creando un dibujo que finaliza con nuestro último suspiro. Las primeras pinceladas del lienzo tal vez no nos digan nada, no tengan sentido pero, con los años, el conjunto probablemente vaya adquiriendo forma. Es entonces cuando entendemos que aquello tan gris, tan lleno, quizá, de dolor, tristeza o miedo que nos sucedió un día, se ha convertido en el detonante de los colores preciosos, de las formas sutiles y hermosas de las que disfrutamos ahora.
Hay vidas que cuando terminan son un excelente ejemplo, una verdadera obra de arte. Eso suele suceder cuando, desde el corazón, los pensamientos, las palabras y las acciones guardan coherencia.
Márai, en un momento del libro hace esta reflexión que me ha llegado al alma:
“Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué palabras y con qué argumentos trate de defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida; a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son estas: ¿Quién eres?… ¿Qué has querido de verdad?… ¿A qué has sido fiel o infiel?… ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía?… Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera”.
DE LA MUERTE A LA VIDA
Preciosa reflexión de Jeff Foster:
En el corazón de la experiencia del duelo se encuentra un foco agudo y doloroso en eso que ‘falta’ en tu experiencia presente, en lo que ‘ya no está’, en lo que ha sido ‘perdido’ y que ‘jamás volverá’; en la ausencia de algo o alguien, en lugar de su amorosa presencia.
El duelo contiene la destrucción de un sueño con el que nos habíamos familiarizado y que decía ‘cómo iban a ser las cosas’, contiene una ruptura del estatus quo, la destrucción de las expectativas, la ruina de las esperanzas; y los planes más preciados ahora se han vuelto en escombros.
La sanación implica un cambio sutil pero radical en este enfoque – de lo que está ausente a lo que está presente, de lo que ha sido perdido a lo que nunca se pierde, de lo que ya no está aquí (y nunca regresará) a lo que aún está aquí, y nunca habrá de irse. De la muerte a la vida. Del amor perdido, al amor, a pesar de la pérdida. De la ausencia a la presencia. Del drama a la respiración.
Una invitación a ser aquí, en donde tu ser querido sigue viviendo, como presencia, como el Infinito.
Jeff Foster
TRASCENDER EL DOLOR Y VOLVER A AMAR LA VIDA
Hay amores que, a partir de un cierto día, solo pueden vivir en nuestro corazón, no en nuestra vida. No suele ser fácil aceptar esa realidad porqué no ver, ni oír, ni abrazar a las personas que amamos duele, a menudo de forma desgarradora.
De lo que hagamos con este dolor dependerá que recuperemos la calma y alcancemos una vibración de luz más resplandeciente.
El duelo nos brinda la posibilidad de descubrir que el amor es eterno, que permanece a pesar de las dificultades y nos permite vivir con alegría, serenidad y confianza.
De la herramientas que yo he utilizado para salir de la tormenta y volver a amar la vida hablaré en Menorca el próximo viernes día 20 de febrero, a las ocho de la tarde, en el Cercle Artístic de Ciutadella y el sábado 21, de 10h a 13:30h, en un taller práctico que imparto en Ferrerías.
MÁS INFO CONFERENCIA Y TALLER:
Lina Caimaris (Grup de Dol Lligams) Tel. 669 971 961
PONERSE DE NOVIO CON LA VIDA
Me encanta esta frase: “ponerse de novio con la vida”. Entregarse a la pasión de vivir, aunque a veces duela. Buscar lo que nos apasiona que para algunos puede ser la música, para otros escribir, coser, leer, cuidar un huerto, sentir el vigor del aire fresco en la cara por la mañana, subir montañas, navegar, cocinar para los amigos, montar y desmontar motores, pintar, escuchar el silencio, decir con generosidad palabras bonitas, agradecer el nuevo día, enamorarse de la calidez de la sonrisa espontánea que nos brinda un niño, sentir la reconfortante sensación de formar parte de algo más grande; ese “estado de gracia” que experimentamos, a veces, al mirar, sin prisas, la puesta de sol, el amanecer o el cielo en una noche estrellada.
Fluir con la vida, dejando que el amor surja y lo envuelva todo, sin resistencia ni esfuerzo. Eso es para mi “ponerme de novia con la vida” y, aunque a menudo me pierdo en mis propios miedos y la magia desaparece, sé, porque lo he vivido, lo fantástico, lo inmensamente maravilloso que es ir cogida del brazo de la vida, locamente enamorada. Sigue leyendo
PALABRAS QUE CONSUELAN EN AMERICA
De la muerte en el país en el que vivo se habla muy poco y de la muerte de un hijo casi nada. Pero lo cierto es que la muerte forma parte de la vida. Es así, esa es la realidad. Intentar mirar hacia otro lado es posible pero con el tiempo suele causar más dolor y nos aleja irremediablemente de la vida.
En mi libro “Palabras que consuelan” hablo del duelo que más conozco, que es el de la muerte de un hijo, pero me parece que las herramientas que he utilizado para atravesar el mío sirven para otras perdidas muy sentidas, de esas que te dejan fuera de la vida, en carne viva y no te queda más remedio que reinventarte.
Escribir me ha ayudado y si te sirven a ti algunas de mis palabras lector me sentiré gratificada y muy agradecida.
Confío en que las palabras que consuelan llegan en el momento oportuno a quién las necesita. Por eso me hace ilusión anunciar que el libro, además de en México, se encuentra también ya en Costa Rica, Paraguay y Santo Domingo.
La muerte duele menos si del dolor puede nacer algo bonito.
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