PERSEGUIR LA FELICIDAD
Leyendo un libro de Alice Munro, “Mi vida querida”, me encuentro con esta frase:
“La cuestión es ser feliz. A toda costa. Inténtalo. Se puede. Y luego cada vez resulta más fácil. No tiene nada que ver con las circunstancias. No te imaginas hasta qué punto funciona. Se aceptan las cosas y la tragedia desaparece. O pesa menos, en cualquier caso, y de pronto descubres que estás en paz con el mundo”.
Al principio del duelo perseguir la felicidad suena a misión imposible… la ausencia duele tanto! Pero resistirse a ser infeliz parece ser el camino, el que conduce con mayor seguridad al final del túnel. A las personas que han sobrevivido a grandes tragedias, sin quedar atrapadas en el resentimiento y el dolor, se las ve felices y suelen transmitir una agradable sensación de paz y serenidad.
¿Pero cómo se persigue la felicidad o se deja atrás la infelicidad? A mi me parece que si procuramos trascender los condicionamientos culturales que parecen abocarnos irremediablemente al sufrimiento –arrastramos siglos de culpa y sufrimiento-, escuchamos con sinceridad a nuestro corazón, y tenemos la esperanza de conseguirlo descubriremos la manera, cada uno encuentra la suya, la que le va mejor. No existe una receta estándar, porqué somos distintos y no tenemos que aprender lo mismo. Aunque sí estoy segura de que hacer las cosas con amor y crear pensamientos amorosos acerca de nosotros y los demás funciona, va bien para todos, nos proporciona una agradable sensación de bienestar.
En cambio, cuando nos enredamos a juzgarnos a nosotros y a los demás nos sentimos inquietos, desanimados, con desasosiego. También la queja constante reduce -y mucho- nuestra energía y nos impide pasar a la acción y conseguir lo que deseamos. Si nos escuchamos, si dejamos un espacio al silencio para ser conscientes de lo que sentimos y de lo que pensamos vamos encontrando nuestro propio camino, el que nos conduce a perseguir la felicidad.
PALABRAS DE AMOR
Hubo un día en que emitimos el primer sonido con sentido, la primera palabra y el rostro de nuestra madre se inundó de alegría. ¡Cuánta emoción contenían y despertaban aquellos balbuceos! Las palabras, que ahora pronunciamos como si nada, siguen teniendo un poder inmenso! Este poder, según lo que digamos o escuchemos, consuela o hiere.
Cuando los sentimientos o pensamientos se dicen en voz alta la vibración del sonido atraviesa cada célula y llega hasta el alma. Si hacemos memoria, es fácil recordar palabras que oímos de pequeños que llevamos clavadas, como puñales, en lo más hondo de nuestros corazones. Suelen ser palabras, tal vez dichas a la ligera, pero que encierran desaprobación, reproches, disgustos, enfado, desamor… Sí, las palabras pueden herir y también pueden curar. Cada palabra de amor es una victoria de la vida.
Propongo que juntemos todas las palabras que nos duelen (“esta niña no sirve para eso”, “nunca será tan guapa, tan inteligente, tan valiente como…” “su madre ha sufrido mucho con ella”, “va a ser una infeliz”, los ejemplos son infinitos y encierran también sentencias personales cotidianas del tipo: “no voy a poder”, esto es demasiado difícil” “para eso soy una negada”, “no tengo talento”… etc, etc.) una vez juntas todas esas palabras las envolvemos con la fantástica fuerza del perdón y las liberamos, las entregamos a la madre Tierra para que las recicle, o al agua, para que las disuelva, da igual, las dejamos ir y nos centramos en crear y decir en alto palabras amorosas.
Las palabras de amor producen bienestar y alegría, nos consuelan, nos arrullan, nos liberan. Las palabras de amor crean belleza, armonía, paz. ¿Por qué no darnos permiso para hablarnos con cariño a nosotros mismos y a los demás? ¿Por qué no dar las gracias por lo que la vida nos ha dado, aunque haya sido por un tiempo limitado? ¿por qué no decir te amo a las personas que queremos?, ¿por qué no nombrar alto y fuerte el lado bueno de nuestros amigos y el nuestro?
No es fácil cambiar hábitos, pero es posible. Vamos a intentarlo. En vez de quejarnos en voz alta, de juzgarnos, de lamentarnos, cada día podemos decir algunas palabras sencillas y bonitas, algunas palabras de amor y permitir que su magia disuelva nuestros miedos y nos calme. Ahora, de mayores, podemos también escuchar con cariño y sosiego, incluso aquello que nos resulta difícil oír.
¿QUÉ CAMINO DE DUELO ELIGES?
«Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido,
puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado,
tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis,
puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir»
POEMA POPULAR ESCOCÉS
LA FELICIDAD ESTÁ DÓNDE TÚ TE PROPONGAS
Me ha impactado la foto de estos niños bañándose en una rueda inmensa de camión que ha mandado Manos Unidas de Fuerteventura, acompañada del siguiente texto: “Cuando no hay playas, ni Spa, cuando no hay piscina de aguas cristalinas, la imaginación se hace fuerte. Porque la felicidad está dónde tu te propongas”. Me parece tan cierto…
Cuando la vida te pone en verdaderos apuros, cuando la realidad se rompe y te quedas suspendida en el vacío, siempre nos queda el recurso de ir tirando del hilo de la felicidad.
La felicidad no está en tener piscina, por decir algo, no. Aunque nadie duda que tener cubiertas las necesidades básicas ayuda a sentirse bien, es evidente que se puede ser inmensamente rico e infeliz. La felicidad no está en el tener.
Aunque la presencia de nuestros seres queridos reconforta, tampoco nuestra felicidad depende de ellos. No parece justo hacer responsable a nadie de nuestra felicidad. Es verdad que la muerte de alguien muy cercano al que amamos mucho (un hijo, la pareja, los padres, un amigo del alma…) puede dejarnos fuera de la vida, desgarrados… Pero la responsabilidad de volver a ser felices sigue siendo nuestra. El camino de regreso pasa por darnos cuenta que la felicidad se encuentra en nuestro interior. Ser feliz es una elección, no depende de nadie ni de nada.
Con nuestra imaginación, con nuestra actitud, podemos encontrar la belleza, la alegría, el cariño en los rincones más inhóspitos e insospechados: los cactus dan hermosas flores, en los desiertos hay oasis, en las UCIS hay cariño, en la enfermedad hay caricias que consuelan… Sí, en la adversidad, por muy dura que sea, es posible tirar del hilo de la fortaleza y rescatar el tesoro íntimo de nuestra felicidad.
MELANCOLÍA
Mi amigo canario, Javier Pérez-Alcalde, arquitecto con alma de poeta, me ha enviado este momento mágico que comparto:
«Te parecerá cosa de la prehistoria, me dice, pero para mí es como si fuese ayer.
Yo no me hubiese atrevido, tan torpe, tan tímido, sólo miraba y soñaba. Y fíjate, casi sin darnos cuenta lo construimos todo. Y casi sin enterarnos la vida fue pasando. Aquí veníamos cada tarde a mirarnos de lejos, a no mucho más podíamos aspirar. Y así, muy poquito a poco, un saludo un día, una sonrisa tímida otro, nos fuimos acercando. Y un día se acercó, la postura tímida, el rubor en la cara, se acercó y me dijo: me gustas tú.
Ella hace años que no está. Bueno, que no está en este mundo pero sí que está: sigue a mi lado, como cuando éramos tan jóvenes, con todo por descubrir.
De modo que cada tarde vuelvo a la plaza donde nos veíamos, y donde seguimos mirándonos toda la vida, y nos sentamos juntos a ver pasar la gente, a oler los jardines fragantes recién regados, a sentir en la cara el sol del atardecer. Y ella me va contando bajito sus cosas, y como sólo yo las oigo nadie entiende mi mueca feliz mientras veo pasar la gente, oliendo las flores y con el sol de la tarde acariciándome la cara».
TALLER SOBRE LAS DIOSAS DE CADA MUJER
La periodista Conxita Parra Enfedaque, nos ha hecho una entrevista sobre los arquetipos femeninos que hay en cada mujer. Podeís leerla en el siguiente enlace.
http://www.colorsbloc.com/arquetips-femenins-les-deesses-que-tacompanyen/
> http://www.colorsbloc.com/arquetips-femenins-les-deesses-que-tacompanyen/
Amelia y yo estamos interesadas en dar este taller (lo daremos el próximo sábado día 22 y todavía quedan 3 plazas) porqué pensamos que conocer nuestros arquetipos, los patrones por los que nos movemos, nos ayuda a conectar con nuestro interior y conocernos mejor. El camino del duelo es un camino de crecimiento y saber más de uno mismo siempre ayuda a trascender lo que queremos cambiar.
Me gustará que visitéis el blog de Conxita colorsbloc porquè en él encontraréis información clara y muy interesante sobre múltiples terapias naturales que pueden ayudar a trascender el dolor. El bloc está escrito en catalán, pero encontraréis un traductor al castellano y a otros idiomas.
UN DÍA FELIZ
Hoy hace 30 años que nació mi hijo mayor, Ignasi, el que se fue a los 15. Y me siento inmensamente feliz porque hace ya algún tiempo que cuando hablo o pienso en él el sentimiento que me invade es la alegría. No hay dolor, solo amor. Es fantástico!! El camino hasta llegar aquí ha sido largo, pero ha merecido la pena no haber tirado la toalla.
Lo cuento porque sé que algunos padres empiezan ahora la andadura y sé cuanto cuesta ver la salida. Sé que hay días negros, en los que no se vislumbra ni la más remota posibilidad de salida. En cambio sí, existe, es posible trascender el dolor y sentir solo la inmensa gratitud de haber dado a luz a un ser maravilloso que, en mi caso, he disfrutado aquí 15 años y me ha seguido acompañando , de momento, otros 15.
LAS DIOSAS DE CADA MUJER
Cada una de nosotras lleva en su interior los arquetipos de las Diosas Mitológicas: Atenea, Artemisa, Hestia, Deméter, Perséfore, Hera y Afrodita. Pero pocas mujeres sabemos utilizar su poder y sabiduría para hacer fácil y agradable nuestro día a día y fluir en armonía con la vida. Para incorporar sus preciosos dones hay que conocerlas y trascender su parte oscura.
Por eso, Amelia Bernasconi y yo, hemos preparado un taller para descubrir juntas cuál de las Diosas nos domina o nos tiene secuestradas, sentir el poder de las demás y aprender a incorporarlas a nuestra vida cotidiana para poder relacionarnos con nosotras mismas y con nuestro entorno (pareja, hijos, familia, amigos, jefes, compañeros de trabajo…) sin conflictos, ni renuncias, dando prioridad al amor y al bienestar.
Si mantenemos una relación consciente con uno o varios arquetipos que nos mantienen en nuestro centro, y nos aportan claridad y certeza, seremos más auténticas y entraremos en una dimensión sagrada de nuestra vida.
Cuando Atenea coge el control, por ejemplo, nos impulsa a obtener grandes logros, pero si lo retiene durante mucho tiempo es posible que nos impida mantener una buena relación con nuestra madre o, incluso, que dificulte la conexión con nuestras emociones y sentimientos.
Artemisa nos da fuerza, nos ayuda a poner límites y a ser independientes, pero como no le gustan los hombres, si le damos el poder absoluto nos será difícil encontrar pareja y formar una familia.
Hestia nos permite vivir en nuestro centro, nos enseña a mantener siempre encendido el calor de nuestro hogar y, al mismo tiempo, a disfrutar de la soledad. Cuando invocamos a Hestia desde nuestro interior irradiamos amor y podemos sentir placer incluso al ordenar un armario, porque con ella todo lo que hacemos se convierte en una agradable meditación. Pero si no deja lugar a las otras diosas podemos entrar en pánico a la hora de buscar trabajo y dejar la seguridad de nuestro hogar.
Perséfone puede ser nuestra mejor guía en tiempos difíciles, capaz de levantarnos de la más severa crisis, pero también nos puede encerrar eternamente en el papel de mujer dependiente tanto del dolor, como de una madre dominante.
Deméter nos concede la sabiduría, puede conducirnos al cielo a través de la maternidad, ayudarnos a ser la mejor de las anfitrionas, pero si no trascendemos sus miedos impedirá que nuestros hijos vuelen por sí mismos. Los retendremos inconscientemente, aunque estén muertos, en vez de dejarlos seguir su camino en libertad.
Hera puede otorgarnos un marido brillante y convertirnos en la esposa perfecta, pero si su presencia es demasiado constante tal vez acabemos amargadas, muertas de celos y tal vez solas.
Con Afrodita seremos inmensamente creativas, nos convertirá en auténticas diosas. De nuestro interior brotará la más exquisita sensualidad y disfrutaremos con libertad del placer de vivir.
Afrodita reina por encima de las otras diosas y cuando el arquetipo está bien incorporado nos sentimos en paz y felices, pero cuando Afrodita nos ciega, y no tenemos en cuenta la repercusión de nuestras acciones ni a los demás, nos puede llevar de un fracaso sentimental a otro y, en el mejor de los casos, dejar en números rojos nuestra cuenta corriente.
AMELIA BERNASCONI Y MERCÈ CASTRO
SÁBADO 22 DE JUNIO
HORARIO: 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 19h.
LUGAR: CENTRO ITACA.
Consell de Cent, 254, 1º, 2ª
INSCRIPCIONES: MERCÈ 650 98 38 80
AMELIA 628 14 44 06
APORTACIÓN: 75 euros
AMAR ES VIVIR
Puede que estés tan dolorida, tan disgustada, que prefieras encerrarte en ti misma y así imaginar que dejas de sentir. Puede que elijas eso, sí, pero, entonces, para qué vivir… En vez de negarte, si decides amar lo que sientes, sea lo que sea, despacito irás volviendo a la vida; a la ilusión de un nuevo día, a la alegría del abrazo, al entusiasmo de sentirte viva.
Si amas, los días de lluvia son bonitos y los soleados fantásticos. Si amas, sabes que todo termina y vuelve a empezar, que nada es para siempre y, en cambio, somos eternos. Si amas, el dolor es dulce y la soledad no existe.
Si amas, comprendes y bendices, la vida se transforma y adquiere sentido, el de seguir amando.
Si abres tu corazón y amas lo que sientes, si te permites ser vulnerable, te conviertes en pura vida. Y nada tiene más fuerza que la vida. La vida siempre se abre paso, siempre busca la luz, florece en cualquier grieta, siempre revive.
Lo sé, por eso amo la vida y espero con ilusión al nuevo ser que pronto llegará a mi familia. ¡¡Voy a ser abuela y la emoción es tan honda!! Esa alma hermosa y decidida cuanta con unos padres cariñosos, Alba y Jaume, que la acogen con amor y detrás de ellos están, para arroparla, sus cuatro abuelos. Está en camino, siente ya nuestra energía y la de la madre tierra, la vida se impone y nace otra deliciosa aventura. ¡Qué bonito es amar! Amar es vivir.
EL CAMINO DE LA FELICIDAD
Dice Paloma Cabadas que no nos enseñan a ser felices, que la prueba está en que los cuentos tradicionales nos explican con detalle las mil penalidades que debe pasar el príncipe o la princesa (bosques encantados llenos de monstruos, madrastras malvadas…) y, cuando por fin la historia empieza a ir mejor, el cuento se acaba de golpe con un “y fueron felices y comieron perdices”. ¿Pero cómo?, ¿qué hicieron para ser felices, para llenar ese abismo interno que suele acompañar a los humanos? Parece que el inconsciente colectivo no guarda memoria de la felicidad. Como humanidad nos centramos en las penalidades.
Pues bien, tal vez ha llegado la hora de empezar a crear memorias felices para transmitir a nuestros hijos y nietos. ¿No nos gustaría a muchos dejarles como herencia el entusiasmo por la vida? Si, es cierto, a veces la existencia duele de forma desgarrada, pero es mejor amar la vida y sentir ese dolor que no sentir nada. Como dice el entrañable escritor José Luís Sampedro “hay que vivir la muerte, hay que vivirlo todo para gozar la vida”. Todas sus novelas son un amoroso ejemplo de ello, pero leyendo “La Vieja Sirena” he sentido en mi propia piel las ganas de vivir.
Hoy, al abrir el ordenador, me he encontrado con el regalo de un comentario precioso de una madre colombiana. Por eso, porque irradia amor a la vida, porque explica su camino para llegar a la felicidad lo publico aquí, en esta entrada.
“Hola, soy Mafe, tengo 37 años, vivo en Bogotá y hace dos años y medio perdí a mi hija hermosa de 3 años y 8 meses, fue y es el dolor más fuerte que he tenido en mi vida, aún sigo en recuperación y me imagino que pasarán varios años.
Quiero compartir mi experiencia porque creo que también puede ayudar a otras mamás y papás que están pasando por lo mismo. Para mi han sido importante dos cosas: la primera vivir el duelo con mi esposo y, aunque me ha resultado difícil, aceptar que el vive un proceso diferente.
La segunda, ocuparme de mi dolor y para eso desde el primer momento busqué ayuda profesional con terapia, gotitas florales, lecturas y una orientación y fortalecimiento espiritual, el cual unido a todo lo demás fue muy reconfortante.
Entré a una escuela de psicología transpersonal en donde practico danza, coaching y otras terapias alternativas como respiración holotrópica, y ha sido justamente allí donde más he gritado, llorado y expresado todo lo que sale de las entrañas de mi corazón. Además cada vez que puedo disfruto de comidas ricas, me tomo un vino y ante todo procuro danzar, algo que me ayuda a moverme energéticamente y recuperar mi fortaleza.
También viajar me ha servido mucho, ha sido como hacer un viaje al interior de mi misma.
Ahora aunque todavía tengo muchos momentos difíciles y a veces no me quiero ni levantar, se que la fuerza está dentro de mi y que solo tengo que evocarla para que salga a flote y me levante.
Por supuesto que no es fácil y siempre una foto o un recuerdo me hacen llorar y lloro, y cada vez que puedo lloro y lloro, porque solamente así puedo drenar la herida y hacer que vaya volviéndose carachita.
Un abrazo muy grande a todas las personas que se arriesgan a escribir sobre su dolor, porque esa es otra forma de sanar”.
Un abrazo muy cálido a todas las personas que se arriesgan a vivir, a pesar del dolor.







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