desgracias

DEJAR DE SER ESCLAVOS DE LA CULPA

 

Está tan arraigada la culpa en nuestra cultura, que es casi imposible no sentirla. ¿pero nos es útil? Yo creo que no. Todos hacemos lo que buenamente podemos con nuestras vidas. Nos equivocamos muchas veces, pero eso forma parte del aprendizaje del ser humano. Es algo natural en nosotros, es nuestra manera de aprender. ¿De qué sirve lamentarnos de lo que hubiésemos podido hacer y no hicimos? Sólo podemos actuar en el presente.

Quedarnos con la culpa nos paraliza, nos ancla en el sufrimiento, nos produce resentimiento hacia nosotros mismos. Y así es imposible salir adelante. Lo que sí puede ayudarnos es pedir perdón, de corazón, a las personas a las que hemos hecho daño, estén vivas o muertas y perdonarnos a nosotros mismos.

Tampoco sirve para avanzar echar las culpas a los demás de nuestras desgracias. Sea lo que sea lo que nos haya sucedido, nosotros podemos elegir la actitud con la que lo afrontamos. Podemos envenenarnos con el odio o apostar por curar las heridas hasta que vuelva a brotar el amor en nuestras vidas.

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