Esta historia la escribe Tolba Phanem, una mujer, poeta, africana. La encuentro preciosa, porque me recuerda que el amor es la energía más elevada y que todos somos seres espirituales que venimos a la Tierra a aprender, sean cuales sean las lecciones que nos depara la existencia.
Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.
Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.
Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición. En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo lleva al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.
Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido. No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado.
Hola Mercé
Es un placer conocerte, aprovecho para darte la enhorabuena por tu nueva ubicación y tu buen hacer con tu trabajo.
La entrada me ha gustado mucho. Estoy totalmente de acuerdo en que todos somos almas que estamos aprendiendo y como tales tenemos una misión que realizar.
Ojalá fuéramos como esta tribu africana, en la que se reunen para elegir la canción del niño que está en camino y se la cantan en todos sus momentos cruciales de la vida.
Nos queda mucho por aprender.
Saludos.
Hola María Eugenia,
A mi también me ha encantado conocerte, he visitado tus blogs y me gusta lo que escribes.
Un abrazo y gracias,
Mercè
Hola Mercé
Muchas gracias por tus palabras. He enlazado tu blog al mío.
Besotes.
Gracias, María Eugenia, preciosa
Un abrazo grande
Que curioso..Me pongo a leer y ya la conocía.Hace un par de meses nos fuimos muchas madres ala sierra de mi ciudad Albacete. Estuvimos Estuvimos haciendo talleres para fortalecer nuestro corazón y para sacar emociones negativas..Conocimos esta canción,quedamos impactas nos encanto.Las monitoras nos hicieron un juego y cada una obtuvimos nuestra canción..Sin mi asociación yo no seria la misma.Lucho cada minuto de mi vida para quitarme esta angustia…Otro beso y gracias