QUE VUELEN ALTO
Tal vez uno de los mayores retos que encierra el duelo es aprender amar sin condiciones, sin pedir nada a cambio, ni tan solo la presencia física del ser amado.
Amar a ciegas, sin la posibilidad de ver reflejada en la mirada del otro la alegría de estar juntos, sin sonrisas, ni llamadas, ni abrazos… Sin expectativas y, sin embargo, sintiendo en el corazón la inmensa calidez del amor en estado puro, de ese vínculo sagrado que va más allá de la muerte. Ese es un aprendizaje de largo recorrido que dura tal vez la vida entera.
Los primeros años duele tanto la ausencia que intentamos atar en corto el lazo de la cuerda que, supuestamente, creemos que nos mantiene unidos.
Todavía no hemos tenido tiempo de transformarnos, estamos anclados en nuestros propios miedos y soñamos despiertos en proseguir, sin cambios, la relación que teníamos antes con ellos. Eso es a todas luces imposible, pero nos agarramos a lo conocido porqué soltar lo que ha sido nos parece inalcanzable, incluso nos puede sonar a traición, a olvido. Cuando vamos más allá de ese miedo y nos entregamos sin resistencia a lo que es, cuando dejamos ir con suavidad los apegos, cuando soltamos la necesidad de retener, de aferrarnos, empieza la trascendencia, el amor nos sostiene y nos damos cuenta que estamos, en esencia, todos más cerca.
Al cortar las amarras ya nada impide la conexión sagrada. El corazón, en vez de andar encogido, se ensancha, resurge la confianza y nuestro vuelo y el de nuestros seres queridos muertos puede llegar a ser tan alto como se quiera, sin sentirnos por eso separados.
Hola Merce: Te envío un saludo desde Uruguay. He redactado un texto que está disponible en: http://artagaveytia.com
Tal vez también pueda ayudar a alguien.
Un saludo
Alvaro
Un abrazo
Mi golondrina Sonia hoy hace dos meses que decidió volar,veloz y fatigada.En mi corazón tengo su nido donde las estaciones pueda pasar.Nosotros somos los que estamos en la region perdidos, y sin poder volar. Rosa y Javi. «rosa65tasia@gmail.com»
Abrazos
Pero tenemos que dejarla volar, y que no nos vea del todo perdidos,para que pueda volar aún mas alto.Desponzoñar nuestros corazones y llenarlos de nuevo de amor,es la única manera y llorar para poder continuar hasta que nos veamos ala con ala.
Sí, Javier, a mi también me parece que esta es la manera de atravesar el duelo, vaciarnos hasta renacer con amor. Un abrazo inmenso
Abrazos Rosa y Javi de un perdido con casi el mismo tiempo de dolor, sin poder volar para ir tras mi ángel…
Un abrazo Rafael
Hola Rafael,estoy seguro que tu ángel de alguna manera te enviará fuerzas para sobrellevar su ausencia física,porque nosotros desde aquí tenemos la necesidad de mantenerla viva en nuestra memoria.Un abrazo Rosa y Javi.
Un abrazo
Hola Mercé. Quiero poder tener acceso a su libro. Considero que sería de gran ayuda mi hermana y mi cuñado, quienes hace poco más de un mes perdieron a su único hijo, nuestro querido Luis José. Sé que nos servirá a todos para poder caminar esta senda tan dura…el duelo de su partida tan pronta e inesperada. No está a la venta, pudiera hacérmelo llegar por esta vía?O indíqueme cómo. Mil gracias por su atención.
Hola,
No sé en qué país vives. En España sí que se encuentran mis tres libros en las librerías grandes, tipo «La Casa del Libro» o «Fnac». Fuera, se pueden conseguir por internet a través de amazon.es libros o buscalibre.
El primero, «Volver a Vivir. Diario del primer año después de la muerte de un hijo», quizá es el más indicado para ellos ahora. También «Palabras que Consuelan» les puede ir bien. El tercero, que acabo de publicar, «Dulces destellos de luz», quizá para más adelante.
Un abrazo inmenso,
Mercè