ENTREVISTA DIARIO ARA TRADUCIDA

 

Periodista y madre de
Ignasi, que
murió a los 15 años, y
de Jaume, de 32.
Es autora de
‘Dulces destellos de
luz ‘(Plataforma) y
anteriormente de
‘Volver a vivir’ y
‘Palabras que
consuelan ‘.

Era el día de san Esteban del año
1998, volvíamos de una fiesta especialmente
entrañable. Nos habíamos reunido la familia Casals.
Lluís, mi marido, que es
fotógrafo, había preparado un álbum
para cada uno de sus siete
hermanos con fotos de cuando
eran pequeños.

 

-Caray, debían de reunirse muchos.

Unos cuarenta. El regalo de los álbumes
emocionó a todos y durante
el día se respiró la magia que desprende la ternura de
los recuerdos amorosos. A la vuelta,de pronto, aparecieron
unas luces potentes que venían
del otro lado de la autopista.
En sentido contrario, un coche
perdió el control y chocó frontalmente
contra el nuestro en un
tramo sin separación.

 

-Dios mío …

Mientras dábamos vueltas de campana
tuve la certeza de que mi
vida estaba cambiando. Ignasi se dio
un golpe en la cabeza y ya no se despertó
nunca más.

-Lo siento, Mercè.

Ignasi era el mayor. Jaume, el
pequeño, tenía trece años y agradezco
infinitamente que no muriera aquella
noche terrible. Sufrió heridas
leves, pero la herida en el alma por
la muerte de su hermano fue muy
profunda. Lo fue para todos,
pero él tenía en su hermano un
referente y, de repente, se quedó
solo ante unos padres destrozados
y perdidos. Así estuvimos durante
mucho tiempo los tres haciendo piña,
para soportar el dolor.

 

-Como continuó tu vida?
Me sentí vacía y fuera de la
vida durante mucho tiempo. Tuve
que reinventarme porque
incluso las palabras o los objetos
perdieron su significado.
Mirar por la ventana era como mirar
un abismo. Era como vivir en
una montaña rusa interminable
y, en algunos momentos, tuve
miedo de volverme loca.

 

-Pero has renacido.
Hay que tener paciencia contigo misma.
El camino es largo. A mí me fue bien la ayuda especializada. el
duelo requiere conocerse, mirarte
adentro y abrazar con ternura
nuestros miedos. La gratitud, no
juzgarte ni juzgar a los demás, ser
amable contigo mismo, perdonar
y perdonarme, han sido herramientas
muy valiosas.

 

-Después de 19 años, todavía
habláis de él?

Es imposible dejar de hacerlo,
aunque ya nos hemos acostumbrado a
vivir sin la presencia física de
Ignasi. Pero hemos procurado no
idolatrarlo. Era un chico fantástico
pero tenía defectos, como todo el mundo.
Es fácil mitificar al hijo muerto, es
un riesgo que implica una gran soledad
para los hijos vivos.

 

-Te entiendo.

Son los que tenemos aquí, los que
necesitan nuestros abrazos.
Los niños y los adolescentes
suelen ocultar su dolor
para no añadir más preocupaciones
a los padres. Por ello requieren
toda nuestra atención.

 

-Has conocido otras tragedias?

A través de mi blog y de facebook estoy en
contacto con padres y madres que
han perdido hijos, y no hay una sola
historia que no me conmueva.
Cada uno hace lo que puede. Pero me hace
feliz ver cómo el dolor se va
transformando en un sentimiento
de amor incondicional, de una
gran belleza.

 

-¿Qué recuerdas especialmente de
tu hijo?

A Ignasi no lo he de recordar, lo
siento dentro, forma parte de mí,
como cuando estaba embarazasa.
Francesc Orteu