LA MAGIA DEL CARIÑO

 

 

Han pasado 18 años de la muerte de mi hijo Ignasi. Se fue justo cuando entraba con suavidad en la adolescencia. No tengo, por tanto, una imagen suya de hombre, pero eso no ha impedido que nuestra relación continuara, que fuéramos creciendo juntos. No sé cómo explicarlo pero no hemos dejado de estar en contacto nunca. Sentimos el uno por el otro un amor inmenso, más allá del tiempo y de la realidad conocida.

 

Sé que al principio del duelo (y ese principio puede durar mucho) oír eso no reconforta, al contrario, suena, quizá, a mentira piadosa o a locura surgida del desespero. Lo que queremos, lo que nos daría verdadero consuelo, es oírles de nuevo, abrazarles, verles crecer como antes, ¿verdad? Cualquier otra cosa es una pesadilla durante mucho tiempo.

Una pesadilla que persiste cada día al despertar. No hay modo de escapar de ese infierno. La única salida consiste en atravesarlo de rodillas y a ciegas. En rendirnos, en desgarrarnos y cambiar de piel tantas veces como sea necesario. Hay que mirar con humildad muy adentro y acoger con cariño nuestro inmenso dolor, nuestros miedos más profundos.

A medida que, con ternura, nos vamos doblegando, empiezan a surgir en nuestro interior brotes de luz, de comprensión, de sosiego. Cuanto más sincera es nuestra entrega, más agradable y sencilla se vuelve nuestra vida. Y entonces nos damos cuenta que no hemos “perdido” a ningún ser querido, que el amor, más allá del velo de la muerte, nos sigue manteniendo unidos. La magia del cariño persiste y nuestra entrañable complicidad perdura. Si hay infinitos universos paralelos, quién puede afirmar que existe una única verdad.

One Response to LA MAGIA DEL CARIÑO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contador
Visitas
MIS LIBROS
Volver a Vivir

Clicar en la imagen

Clicar en la imagen.

Clicar en la imagen