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REINVENTARSE

En eso andamos todas las madres que se nos ha muerto un hijo y todas las personas que han sufrido alguna pérdida sentida; un trabajo, una relación, lo que sea. Y, aunque es doloroso –a la mayoría nos asustan los cambios una barbaridad-, re-inventarse tiene un gran encanto, contiene posibilidades inimaginables, como pueden ser dar un sentido más profundo a nuestra vida y convertirnos en aquello que antes no tuvimos el coraje de ser.

Una buena manera de empezar a ser otro, más auténtico, es poner orden en la mochila que todos llevamos colgada a la espalda. ¡Cuánto llega a pesar lo que acumulamos y en realidad no es nuestro! Me refiero a las preocupaciones y responsabilidades de los demás que hacemos nuestras. ‘Que cada palo aguante su vela’ puede parecer una frase egoísta, pero en realidad es una verdad universal y sabia. Algunos hombres, pero en especial las mujeres, solemos hacernos cargo de las emociones, disgustos y sinsabores de todos los de la casa, del resto de la familia, de muchos de nuestros amigos, compañeros de trabajo y un montón de personas más. Pues nada, con paciencia y cariño hay que ir devolviendo a cada uno lo suyo y quedarnos sólo con lo que nos pertenece, que ya es suficiente. Al aligerar el peso, nos encontramos con nosotras mismas. Eso también asusta, pero mirarnos y escucharnos con atención es el paso previo para llegar a ser mujeres más alegres y felices. Meter la cabeza debajo del ala, está más que comprobado, solo dificulta la recuperación. ¿Qué no nos gusta lo que vemos? Pues nada, habrá que arremangarse y ponerse a hacer colada. Si nos encontramos con la rabia o la tristeza, habrá que sentirla, pero eso sí, solo la nuestra.

Aunque parezca frívolo, para re-inventarse los cambios externos suelen ayudar mucho. Una buena amiga, a la que hace un mes se le ha muerto su querida pareja, me decía el otro día que se ha teñido el pelo de otro color para mirarse en el espejo y comprobar que ya no es la que era. Yo pasé de pelirroja a rubia cuando se murió Ignasi y ahora estoy en la fase de dejarme el pelo blanco, a su aire.

Re-inventarse o morir es otra verdad universal. En una meditación mi profesora de yoga nos llevó a imaginarnos de viejecitas. ¿Qué le diría esa viejecita a la mujer que eres ahora? ¿Qué te diría tu viejecita, te pregunto a ti, lectora? Si pudieras verte dentro de muchos años y mirar atrás, seguramente le dirías a la mujer que eres hoy que todo pasa, que la vida va muy deprisa, que sufrir no sirve de nada, que es mejor que deshagas todos los entuertos y te dediques a vivir, que si tú eres feliz y estás contenta, es más fácil que lo estén también todos a tu alrededor, incluidos tus seres queridos muertos.

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