PROTEGER O SOBREPROTEGER

 

 

abraçada fotoPedir lo que quiero, no siempre me resulta fácil, en cambio, de forma natural, desde pequeña, he tenido predisposición a intuir lo que creo que necesitan los demás y ofrecérselo. Y así, casi sin darme cuenta, a lo largo de mi vida, he ido tejiendo la telaraña de la sobreprotección, sobre todo con las personas que más quiero. Ese es un camino directo al sufrimiento, ahora lo sé.

En primer lugar, porqué la sobreprotección se basa en el miedo (no en el amor) a que suceda algo que nos cause sufrimiento. Y, claro, todo lo que se sustenta en el miedo a la corta o a la larga causa sufrimiento. Es un callejón sin salida, un pez que se muerde la cola. Es la paradoja de la sobreprotección.
En segundo lugar, de alguna manera, con el apego a sobreproteger impedimos que el otro avance, aprenda de sus errores, adquiera confianza en sus aciertos… Eso queda lejos del amor. Y vuelta al sufrimiento.

 

 

Además, en última instancia, nadie sabe, en realidad, lo que necesitan o no los demás. Lo bueno para mí no tiene por qué ser lo mejor para los otros ¿verdad?

 

 

Se mire como se mire, la sobreprotección es un mal negocio. Mucho más rentable, en todos los sentidos, es confiar en que cada uno cuenta con la capacidad y fortaleza para elegir la actitud con la que decide recorrer su vida.
DOFINS. Mare-fill las 19.30.40Proteger, a secas, a los que queremos es, a mi entender, más amoroso. Tiene más que ver con acoger. En el fondo consiste en permitir que los demás exploren a su aire las distintas posibilidades de estar en este mundo, y ayudarles si en algún momento nos piden que lo hagamos y nos es posible. Sin reproches, ni siquiera el típico “Ya te lo decía yo”.

 

 

La línea entre la sobreprotección y la protección a secas es fina y puede parecer difusa, al menos a mi me lo ha parecido a menudo, sobre todo con mis hijos. Mi truco es el siguiente: cuando sobreprotejo siempre hay control, miedo, tensión. Tensión incluso que se refleja en mi espalda, sobre todo de las dorsales para arriba. Cuando el impulso es de protección a secas no me desgasto, permito que las cosas sean, que la vida suceda, simplemente me dispongo a estar presente con amor.

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