PERMITE QUE SE EXPANDA TU AMOR

 

 

Posiblemente estés paralizada. Tal vez se ha muerto tu compañero del alma, uno de tus hijos o el único o, quizá, estés pasando una terrible crisis vital sin motivo aparente… Si es así, de momento, tal vez no puedas hacer nada más que sobrevivir.

 

Respira hondo, saca el aire con lentitud y siente. Durante un tiempo, vas a ir a menudo de la mano del miedo, de la rabia, de la culpa o de cualquier otra emoción de las que nos asustan. Te sentirás perdida y sola muchas veces. Eso forma parte del duelo, de las grandes crisis, es normal. Recuerda, no te estás volviendo loca, te estás transformando y eso, casi siempre, va acompañado de mucho dolor.

 

Invoca la paciencia en tus ratos de mayor desespero, procura ser amable contigo misma y no olvidas que la intensidad del desasosiego bajará. Tan solo respira y no quieras ir más allá.

 

Cuando la tormenta amaine un poco, ponte la mano en el corazón, cierra los ojos y conéctate a esa fuente de amor que todos llevamos dentro. Ese amor en estado puro está deseando que lo mires, que lo abraces, que le permitas expresarse a través de ti. Sí ya se que quizá tengas miedo, pero eso no impide sentir amor. Cuanto más expandas ese amor, más fácil será la conexión con tus seres queridos, vivos o muertos.

 

 

Ahora no puedes abrazar a los que físicamente ya no están, pero el amor no muere, sigue allí y crece cuanto más das. ¿Habrá que hacer algo con tanto amor, verdad? algo bonito en honor a los que ya se han ido y en el tuyo. Hay tanta falta de ternura en el mundo y hay tantas formas de expresar cariño. Pídele a tu parte sabia, a tu divina presencia, a tus guías, a tu ángel de la guarda, al Universo entero que te inspire para abrir tu corazón y ofrecer tus dones.

 

 

Háblate con dulzura, no te riñas, ni prejuzgues a los otros. Cada uno, aunque no lo sepamos, tiene sus razones, lleva su particular pena. Es mejor sembrar y esparcir amor, con la inocencia de cuando éramos niños. De esa manera, todo es más suave y empezamos a vivir, en vez de sobrevivir. No temas olvidar a nadie por el hecho de amar (amar a las plantas, a los animales, a la naturaleza, a la vida, a quién sea. Todo merece amor). Amar no tiene nada que ver con sufrir, al contrario, el amor incondicional del que hablo es agradable, cálido, siempre suma, nunca resta.

 

 

 

Cada sonrisa que conseguimos, cada caricia, cada paisaje que admiramos le da sentido a nuestra vida. ¿No te parece?

 

 

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