MIRAR CON CARIÑO A LA RABIA
He pasado las navidades resfriada como una sopa, pero he compartido la mesa con las personas que quiero. Su cariño ha sostenido mi alma.
Por la noche del 26, la que partió Ignasi hace 13 años, al acostarme vino a visitarme el horror que viví aquel día. Los recuerdos acudieron envueltos en rabia. ¡Qué potente es esta emoción! Surge de mi interior con una fuerza grande y si me resisto crece con un estallido incontrolable. Es la emoción que menos me he permitido sentir desde niña y se siente despreciada, por eso este año al verla venir no he querido ignorarla. Es tan humana como cualquier otra, forma parte de mi y por eso, en la cama, desvelada, intenté abrazarla y acunarla hasta que pude dejarla tranquila y sosegada en mi corazón. Me costó porque mi primera reacción es juzgarla y al juzgarla a ella me estoy juzgando a mi misma y eso me lleva a una espiral de angustia desbocada. Lo sé, por eso recurro al amor y me perdono y me permito sentir lo que siento y, entonces, la rabia se calma.
Es curioso, primero nos retamos con la mirada, como enemigas y el mundo se convierte en un lugar inhóspito. Tomo conciencia y me aparto, la miro con distancia, la reconozco y la nombro: “Eres la rabia”. Ella está alerta, desconfiada, preparada para el ataque y sigue así hasta que soy capaz de mirarla con cariño. Mantenemos un diálogo silencioso y cuando se da cuenta que no la rechazo, que reconozco su valor, que la considero válida, la furia desaparece y el mundo recobra luz y armonía y vuelve a ser amoroso.
Gracias por tus palabras.
Aún no consigo asumir la perdida de mi primera hija de tres meses y mi vida actual transcurre entre el dolor y la rabia mientras busco desesperado los huecos por los que se cuele el Amor. Siento también que el mundo es un lugar tanto más inhóspito cuanto más me resisto a sentir esa profunda y casi infinita rabia. Ojalá aprenda poco a poco a dialogar con ella como tú cuentas y el amor que un día sentí brote de nuevo en mi corazón.
Hola Paco,
Esa rabia que sientes es tremendamente grande pero no infinita. Un buen terapeuta te ayudará a sentirla y a dejarla ir. Hay muchas maneras sanas de hacerlo.
El amor forma parte de ti y, cuando cures tus heridas, lo sentirás con una fuerza inmensa.
Un abrazo grande,
Buenas tardes Mercè, soy Lourdes, la chica que te escribía que trabajo en bellvitge. Me gustaría mucho que conocieras a Paqui Izquierdo, es terapeuta de sueños y tambien hace registros akashicos, ya me dices algo, escribeme a mi email porque no se donde está el tuyo. Gracias por enviarme recuerdos con Aida, por pensar en mi. Un abrazo guapisima.