JORNADA SOLIDARIA, VIERNES 17 DE MAYO, EN MATARÓ

A mí a mis 63 años me gusta la vida y aunque conozco dolores profundos, el paso al otro lado de una hija, sigo saboreándola.
Pero no soy quien para hacer afirmaciones tan categóricas. Hay muchas veces que la vida no merece la pena. Yo tengo muy claro que me «autoliberaré (suicidaré)» si se me diagnostica un alzhéimer. No pienso que toda la gente con alzhéimer lo deba hacer. En este momento un amigo mío lo tiene ya en una fase avanzada y a él le merece la pena vivir.
Somos distintos como las margaritas, las rosas y las amapolas.
Mercé tus 2 libros y tu blog me han ayudado una barbaridad en el duelo.
Un abrazo

Querida Mercè, hace poco más de un mes perdí a mi única hija, nuestra maravillosa Olivia, de apenas tres días de vida. En esos momentos de desesperación e intensa oscuridad, llegué a tu blog. Me ha ayudado enormemente y quería agradecértelo de todo corazón. He comprado tu libro, Palabras que consuelan, que me está acompañando ahora y tengo pedido Volver a vivir, espero conseguirlo. El enfoque que haces para superar la pérdida es increíblemente sanador y supongo será el resultado de muchas búsquedas. Esa labor ímproba de ir recogiendo de aquí y allá enseñanzas, palabras, ideas, emociones, etc que favorecen el renacer ha tenido sus frutos en ti y es de una gran generosidad que los compartas con nosotros, que iniciamos el camino ahora, a tientas. Tus palabras representan un comienzo, pues sé que cada uno ha de hacer su propio trabajo de duelo, pero una guía, un ejemplo, es tan de agradecer…
Qué mejor lección que la de entender que la ausencia es en realidad presencia, una presencia pura de amor. Siento como mi hija me envía paz y amor cada día y al fin he comprendido que nosotros hemos de enviarle de vuelta paz y amor y no dolor, rabia, culpa y miedo. Como tú dices, cuanta más paz y armonía, cuanto más amor irradio, más cerca me siento de Olivia.Un abrazo prieto, muy sentido