DEJAR DE VIVIR DE LAS APARIENCIAS
A mi me parece que todos, para aprender a vivir en paz, debemos despojarnos de las mil capas de apariencias que llevamos. Nos creemos que tenemos que ser lo que nos hemos figurado, lo que nos imaginamos que los demás esperan de nosotros. Hacer ver que estamos bien, mostrarnos perfectos, fuertes, generosos, exitosos, responsables, bondadosos, cariñosos… ¡eso conlleva tanto peso! Hay lo que hay y somos lo que somos, nuestro valor reside en eso.
El duelo nos permite volver a empezar de cero, desnudos, auténticos. Es una oportunidad única de dejar de ser gigantes con pies de barro.
En las situaciones límite, las apariencias no sirven para nada. Más vale un gramo de bondad pura, que montañas de bondad virtuales.
Estimada Mercè, sabes que estoy totalmente de acuerdo. Desde esa cena "iluminada" que tuve la suerte de poder compartir con vosotros en Menorca, la expresión "salir del armario" forma parte de mi vocabulario emocional y vital.
Las situaciones límite pueden ayudarnos a darnos más cuenta de eso, porque son momentos en que únicamente lo esencial tiene valor, pero la "autenticidad" es necesaria, también, para vivir el día a día, en cada momento.
Un abrazo, fuerte.
Hola Arati, quina il.lusio m'ha fet el teu escrit!
Un petó i una abraçada forta.
Mercè
Qué bueno que te encontré !!! Tenía que existir un blog que hable de ésto
GRACIAS !!!
Belén
Bienvenida Belén, un abrazo fuerte.
Mercè