CREAR ARMONÍA (DIARIO)

 

21 de junio de 1999

(Mediodía)

Vivo, en parte, en el reino del inconsciente, como Alicia en el país de las Maravillas. Mis fantasmas y yo estamos poniendo orden a todo lo que he acumulado desde que nací. No puedo empezar una vida nueva sin desprenderme de parte del lastre (miedos, complejos, culpas, frustraciones, prejuicios…) que guardaba con celo en lo más hondo. Por la herida que ha abierto la muerte de Ignacio intento dejar escapar el humo negro que me impide avanzar. Cuento con personas que me quieren y con esto, con el amor, basta. Lo demás pesa y paraliza. No quiero darle la espalda a la vida, al contrario. Quiero vivirla con ilusión hasta el último momento y compartirla.

Mis hijos me enseñaron a ser tierna y esa ternura es un tesoro al que puedo recurrir ahora. Ahora que sé que el amor no se pierde aunque la persona querida no se encuentre en este mundo. Todo el cariño que he recibido y he dado perdura, es eterno. Por eso encuentro tan gratificante vivir, porque me permite acumular amor.

Yo he tenido fama de ser dura, sobre todo porque he juzgado constantemente a los demás. Eso conlleva un peso terrible. Me doy cuenta que la mayor liberación consiste en dejar que los otros actúen como entiendan. Quiero dejar fluir la vida sin ponerle resistencia. Al fin y al cabo de mí depende muy poco. De hecho, con aceptar mis responsabilidades, errores, defectos y virtudes ya tengo bastante. También me he dado cuenta que al ir desprendiendo «humo negro» es más fácil encontrarle gracia a la vida. La gente responde bien, las cosas me salen mejor. Es gratificante trabajar con todos los sentidos para crear armonía.

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