AHONDAR EN LA TERNURA

 

 

Lo mire por donde lo mire, no encuentro nada más eficaz que el amor para atravesar momentos difíciles.

 

Es verdad que, en ocasiones, la vida nos pone a prueba de forma desgarradora, nos suele dar en la diana de lo que más nos duele y nos hundimos.

No somos santos y, al menos yo, suelo tropezar con la misma piedra unas cuantas veces hasta que me doy cuenta que algo estoy haciendo mal.

 

Generalmente, lo que ocurre es que me he dejado llevar por la envidia, el desaire, los celos o me he puesto en un lugar que no me corresponde. Casi siempre el origen tiene que ver con no soltar algún prejuicio o creencia que me limita, me confunde, me aleja de disfrutar de la calidez del cariño.

 

Es más fácil dar la culpa a otros, a una situación compleja, a la propia vida, antes de mirar hacia dentro e intentar ver qué nos puede ayudar a hacer las paces, a liberarnos, a cambiar nuestra actitud ante lo que sea.

 

Agarrarse a la ira, la rabia o el odio, aunque nos parezca legítimo, solo trae amargura. Estar enfadado siempre con el mundo desgasta mucho.
No vale la pena malgastar así la existencia.

 

 

Todos nos equivocamos, eso nos hace humanos y reconocerlo nos ayuda a rasgar otro velo, a sentirnos cerca de la tranquilidad, del bienestar, de la alegría.

 

Vamos a intentar querernos un poco más y así poder mirar con delicadeza y comprensión a los demás, a lo que nos sucede, aunque no nos guste.

 

Cuánta más ternura desprendemos, más agradable es vivir, menos dramático es todo, más cálido es el recuerdo de los que nos han precedido y los percibimos más cerca, ¿verdad?

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contador
Visitas
MIS LIBROS
Volver a Vivir

Clicar en la imagen

Clicar en la imagen.

Clicar en la imagen