MI RELACIÓN CON DIOS
No sé si es porque es Semana Santa pero hoy, al levantarme, he sentido el impulso de releer el libro de Deepak Chopra “Conocer a Dios”. Recuerdo que lo compré hace años en una librería de viejo, de las que venden ejemplares de segunda mano. Fue uno de esos libros que llegó a mí en el momento oportuno.
Con Dios he mantenido desde pequeña una relación apasionada. Me he sentido cerca o lejos de él, pero nunca indiferente. Cuando murió Ignasi, como muchas de las madres que me escriben, buena parte de mi rabia la lancé contra Dios ¿pero qué significaba para mí él entonces? ¿Por qué lo acusaba, qué espera de él? Supongo que veía a Dios como alguien que podía protegerme, alguien que cuidaba a los buenos y, de alguna manera, debía castigar a los malos… La sinrazón aparente de la muerte de mi hijo, la necesidad de trascender el dolor desgarrado me condujo por un camino espiritual nuevo.
En la infancia veía a Dios como un amuleto; “cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan”, recitaba de niña para ahuyentar el miedo que me acechaba de noche. De adolescente aquel Dios no me sirvió. Entonces para mí Dios era sinónimo de religión y yo pretendía alejarme de cualquier tipo de poder, de imposición, de normas que encasillaran mis ansias de experimentar en libertad.
No sabía que Dios iba unido al despertar de mi conciencia, a mi forma de ver y entender el mundo. Dios está hecho a la medida de cada uno. Ahora para mi Dios es amor, cuando siento amor estoy con Dios o, por lo menos, la energía que conforma mi ser vibra más cerca de él. Yo entiendo poco o nada de física cuántica pero intuyo que nosotros creamos nuestra propia realidad, que Dios no tiene que salvarnos de nada, que somos nosotros al juzgar lo que está bien o mal los que nos apartamos de la luz. La luz y la oscuridad son las dos caras de una misma moneda y cada uno tiene el poder de transformar lo aparentemente malo en bueno.
Estimada Mercé,
Te entiendo cuando hablas de la rabia contra el Dios que nos arrevata nuestros hijos. A mi también me paso. Pero creo que nos consuela saber que nuestros hijos no estan solos que se encuentran con nuestros ancestros que les cuidan y que lo que sentimos de ellos es su energía que esta en alguna parte de nuestro universo. Nosostros creo que no podemos más que enviar toda nuestra energía y pensamientos positivos que es lo que nos une con ellos ahora.
Mercé querida te he enviado a tu correo electronico un mensaje de Aspanion que espero puedas contestar .
Un abrazo muy fuerte
Carmen bonita, estoy totalmente de acuerdo contigo.
No he recibido el correo de Aspanion.¿Puedes volver a mandarlo?
Gracias y un abrazo grande
Hola yo también estoty de acuerdo con las dos,tanbién he tenido rabia contra dios y he rebisado mis creencias. Yo lo que hago es mandarle todos los dias y cada segundo de mi existencia todo el amor que siento por el, y estoy segura que le llega, tiene que ser asi. YA solo podemos enviarles todo nuestro amor y sentirlos bien adentro; besos enormes llenos de amor y serenidad para todos y todas:
Yo cada mañana le daba gracias a dios, por todo lo que tenía, mi familia, no tenía más necesidades pero desde que se me fue mi hijico Alvaro, no soy capaz de rezar, y le he culpado, le he preguntado, cómo le pudo pasar a mi hijo,no encuentro respuesta, ni tampoco tranquilidad, cada día lo entiendo menos. Un beso muy fuerte para todas las madres.
Hola soy Begoña,ha hecho el día 29 un año,y seguimos revolviendo y revolviendo el tema,no creo que Dios sea o no culpable,sino un cumulo de circustancias que se dan en ese momento y ya esta,es lo que nos toca y todas esas frasecitas hechas,entonces como se dice en esta tierra ajo y agua,bueno Merce estaras contenta por el Barsa, intentando cambiar de tema pues esto es tremendo.Abrazos.
Hola Begoña, ajo y agua, qué bueno!
Pués sí, lo del Barça está bien, tengo a mis hombres contentos pero, la verdad, me alegro de que ya se haya acabado, al menos de momento. Tantos partidos Barça-Real Madrid agotan.
Un abrazo