LA NATURALEZA ES SANADORA
No hay una barita mágica que cure ahora tu dolor. Sea lo que sea lo que te mantiene en las tinieblas, es preciso sentirlo, sin atajos. Puedes intentar esquivarlo, esconderlo, ignorarlo, sí, pero tarde o temprano vas a tener que mirar de cara las emociones que te invaden, esas que se presentan, de sopetón, sin previo aviso.
La buena noticia es que, atravieses el duelo que atravieses, hay destellos de paz, pequeños tesoros que pueden dar calma, aunque sea solo un ratito. La naturaleza es uno de ellos. A mi me encanta mi ciudad, Barcelona, pero necesito tanto como respirar apartarme, a menudo, del asfalto y andar entre árboles, pisando tierra. Me da sosiego alzar la vista hacia horizontes abiertos, tenga delante el amar o una preciosa laguna.
Sé que a las personas en duelo nos cuesta, a veces, salir de casa, de lo conocido. Solemos negarnos, sin darnos cuenta, la parte dulce de la vida. Pero eso suele ser una trampa que nos lleva a lugares oscuros que nos hunden más. Es precisamente cuando estamos mal, cuando más necesitamos conectar con la esencia de la vida, con lo que nos da energía, con todo lo que nos fortalece, nos mantiene firmes, con los pies en el suelo y la vista puesta en el cielo.
Mercè Castro Puig
LIBROS:
«VOLVER A VIVIR»
«PALABRAS QUE CONSUELAN»
«DULCES DESTELLOS DE LUZ
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