NO TE RESISTAS AL LLANTO

Deja que se desborde la presa, es imposible contener tanta tristeza como acumulamos.
Las emociones hay que vivirlas, sí, es la manera de trascenderlas, pero, a menudo, por inercia, por que estamos acostumbradas a tirar hacia delante, intentamos eludirlas, darles esquinazo, mirar para otro lado.
Al menos eso es lo que me ocurre a mi, hasta que se me agarrota la espalda a la altura del pecho, como si llevara encima todo el peso del mundo.
Entonces me doy cuenta que la tristeza hace rato que está llamando a mi puerta y yo sin darme cuenta. Cuando por fin abro, me sonríe, con dulzura, ya me conoce, sabe que me cuesta parar, que a menudo me hago la fuerte y no suelo llorar.
Hasta que me rindo y abrazo la resaca emocional que ha supuesto para mi esparcir este mes de Mayo las cenizas de mi marido en Menorca, en el Mediterráneo, en el mismo mar que esparcimos las de nuestro hijo.
Juntas, la tristeza y yo, hoy hemos puesto música y, por fin, he podido dar rienda suelta al llanto. Qué tontería resistirse, que bien sienta al alma una buena llorera. Cómo limpian las lágrimas las penas, como se ensancha el pecho, como sonríe el corazón cuando aceptamos lo que sentimos y nos predisponemos a estar contentas.

 

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