LA BELLEZA DE LA LUZ

 

Ya sé que no tienes ganas de nada. Te da igual el día que la noche. Duermes mal, das mil vueltas en la cama y te levantas más cansada que antes de acostarte.

Nunca habías estado tan vacía, tan triste, tan perdida. Te ha tocado lo peor, eso que ni siquiera puedes nombrar y de la tremenda sacudida se ha roto el hilo que te unía a la vida.

 

Hubieses dado cualquier cosa por ser tú y no él o ella. Nadie está preparado para ver morir a un ser que adora y ahora estás a la deriva, a años luz de lo que te rodea.

 

El camino de regreso es largo, doloroso y lento. El alma necesita tiempo para persuadirte, para traerte con suavidad de vuelta. Primero no quieres ni oírla, pero tampoco quieres quedarte muerta en vida, ¿verdad?

 

A mi me fue bien dejarme guiar por la belleza de la luz. Ese ha sido desde entonces mi faro. Quedarme con la paz que ofrece contemplar el cielo, sin prisas, recordar, al final del día, las cosas bonitas que he visto o que me han sucedido.

 

Cuando le ponemos cariño a lo que hacemos, a las cosas cotidianas, sencillas, sin expectativas, retorna la magia que nos une a los que se han ido. Y poco a poco, aunque te parezca mentira, nace de ti una alegría serena y valoras, quizá más que antes, los buenos momentos, la llamada de una voz amiga, la calidez del sol, el vigor del viento en la cara, el frescor de la lluvia, el olor a la tierra mojada…

La vida son ratitos y en nuestras manos está acoger lo que nos depara.

 

Foto: Fermín García
Pintura: Claude Monet

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contador
Visitas
MIS LIBROS
Volver a Vivir

Clicar en la imagen

Clicar en la imagen.

Clicar en la imagen