TODAS JUNTAS
En estos momentos que la sensibilidad está a flor de piel, es bueno saber que no estamos solas. El camino del duelo es personal e intransferible, sí, pero que bien sienta rodearnos de cariño, ¿verdad? Pues eso, propongo que empecemos por crearlo nosotras.
Sé que hay días que no es posible, que cuesta incluso salir de la cama. Si hoy tienes un día de estos, permítetelo, con la intención puesta en dejarte mecer por esos rayitos de luz que te mandan tus seres queridos, por la fortaleza que surge de tu interior, por la energía amorosa que somos capaces de mover todas juntas.
No hagas caso de los pensamientos aterradores, déjalos que pasen como las nubes, ánclate en tu propia ternura y háblate con la dulzura que le hablarías a un bebé. Todos somos aprendices de la vida, tesoro, de lo esencial sabemos muy poco o nada. Tan solo podemos explorar y hacer grande lo que nos ayuda, que casi siempre es algo relacionado con crear armonía.
A mi me va bien sentir el amor y la fuerza de los que me han precedido, esa que en mis momentos claros intento transmitir a mis descendientes, estén vivos o muertos. Esa que me gusta imaginar que nos envuelve a todos.
Buenas noches Merce.
Estoy en la peor fase de este inmenso dolor (duelo), pues mi hijo Raúl falleció el 12 de Octubre con 17 años, a dos meses de cumplir los 18 años. Edad en la que tantas ilusiones tenía depositadas, y con muchas ganas de vivirla, pues acababa de comenzar la universidad en su carrera que había elegido.
Hace cinco años también falleció mi marido con 51 años; pero tenía dos motores en mi vida para seguir adelante, que eran mis dos hijos, y poco a poco fui superando esos malos momentos.
Cuando comenzaba a tener ilusión nuevamente por las pequeñas cosas, y por seguir viendo a mis hijos crecer en la vida, ésta me sorprende con el dolor más desgarrador que una madre puede sufrir, y para el que desesperadamente estoy buscando formas de aliviarlo.
Estoy en terapia de padres con mi misma situación, que, de momento, es donde únicamente me siento «bien», y en mi desesperación encontré tu blog y primer libro hace dos meses.
Ya leí tu libro, y ahora mismo acabo de terminar de leer tu blog, que comencé desde el principio, y en orden cronológico he ido avanzando en él hasta completarlo.
Sólo decirte que, aunque sé que estoy aún en estado de shock, en la lectura y terapias que asisto es donde me voy evadiendo de esta «locura» que me ha tocado vivir.
Por ello con este correo quería agradecerte ese grano de arena que con las «entradas de tu blog» has aportado para aliviar mi duelo.
Gracias, y seguiré aquí.
Charo, preciosa, no hay palabras de consuelo para lo que estás viviendo. Me gustaría darte un abrazo y mirarte a los ojos y que vieras que ese dolor insoportable pasará, mientras tu hijo se enraiza en tu corazón y te acompaña como cuando estabas embarazasa de él. También me gustaría que vieras que el que necesita ahora tus abrazos, tu presencia, tu aprobación es el hijo que está aquí. Pide todas las ayudas posibles, tesoro.